_
_
_
_
Reportaje:ELECCIONES EN CHILE

Bachelet abre camino a las mujeres

La candidatura socialista ha dado un impulso a la lucha por la igualdad de sexos

Durante 25 años María Victoria Torres, de 47 años, fue agredida física y psicológicamente por su marido, Gerardo Flores, un ex agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Por no perjudicar a sus hijas, callaba. Fue a denunciarlo a la policía y le replicaron: "Por algo le pegarán, alguna cosita habrá hecho usted". Una psicóloga le dio la receta que le permitió rebelarse: escribir su historia. Lo hizo y hoy es un libro. Fue la primera en pedir el divorcio hace un año, desde que la ley lo autoriza, pero aún no lo ha conseguido.

Su caso es frecuente: una de cada dos mujeres ha sufrido violencia intrafamiliar y casi un tercio ha sido pateada, arrastrada o sufrido una paliza, según una encuesta del Gobierno. Este domingo Torres votará en la elección presidencial a Michelle Bachelet, la candidata que encabeza las encuestas, para combatir el machismo chileno. Está orgullosa de su opción: "Las mujeres tenemos que trabajar el doble para demostrar que sabemos hacer las cosas", afirma.

Un ministro amigo de Bachelet se disculpó por llamarla "mi gordi"
Más información
Bachelet gana las presidenciales de Chile, pero será necesaria una segunda vuelta

Que una mujer esté por primera vez próxima a llegar al Palacio de La Moneda ha puesto en primer plano los temas de género. A Bachelet la miden y observan de forma diferente que a los otros tres candidatos, no por su militancia socialista, sino por ser mujer. Las encuestas coinciden en que la candidata de la coalición de centroizquierda logra más adhesión en las mujeres que en los varones, algo que en Chile se puede medir porque ambos sexos votan en mesas y lugares separados, una tradición desde que las mujeres obtuvieron el derecho a voto, a mediados del siglo XX.

"La fortaleza de Michelle Bachelet se observa en mayor medida en el voto femenino. La mujer es más proclive a votar mujer", sostiene Clarisa Hardy, socióloga y directora de Chile 21, un centro de reflexión socialista. Atribuye este fenómeno al progreso que ha experimentado la situación de la mujer en los últimos años, en lo que llama "un salto modernizador, que obedece al aumento de la participación laboral y escolaridad femenina, y la menor tolerancia a la desigualdad y discriminación".

Todavía queda mucho camino por delante. Las mujeres no ganan lo mismo que los hombres, llegan hasta ciertos cargos porque se topan con el llamado "techo de cristal", una barrera invisible pero igualmente eficaz, presente en las empresas y esferas de poder, muy difícil de cruzar para ellas. El mérito en la mujer ayuda menos que en el varón.

Bachelet expresa las demandas pendientes de las mujeres, sostiene Hardy: "Si ella está próxima a llegar a La Moneda, yo impediré que abusen, que me discriminen. Otras se sienten convocadas porque Michelle refleja una sociedad que despertó a sus derechos, y otras [la apoyan] porque la ven descontaminada de un mundo político tradicionalmente masculino y muy mal evaluado en todas las encuestas", afirma.

Donde se observan las mayores diferencias es en el mercado laboral, sostiene la encargada del tema de mujer de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), María Elena Valenzuela. La participación de la mujer en el trabajo ha aumentado en las últimas décadas "pero es la más baja de América Latina". "Chile es el país donde hay más dueñas de casa, en especial en los grupos de ingresos bajos y medios", sostiene.

Atribuye Valenzuela la diferencia a factores como la presión de la pareja para que la mujer siga en el hogar, la supuesta desvalorización del trabajo masculino que implicaría la salida femenina al mercado laboral, la falta de oportunidades de empleo y de guarderías donde dejar a los hijos y a la visión conservadora de la contratación de grandes empresas en cargos gerenciales. "Las mujeres no suelen llegar a cargos directivos, salvo las de recursos humanos y de la banca", afirma.

En promedio, las mujeres tienen el 67% del ingreso mensual de los hombres. En 1990, al inicio de la democracia, tenían el 65%. "La brecha ha disminuido poco a pesar de que las mujeres ocupadas tienen 12,7 años de estudio y los varones, 11. Si se pagara por igual en función del promedio educacional, las mujeres deberían ganar más que los varones en Chile", dice Valenzuela. Las mujeres sufren mayor desempleo y sus trabajos son más precarios que los de los varones.

Pero el machismo es también latente. Los ataques frontales a Bachelet de los candidatos de la derecha han sido pocos en la campaña, porque no serían bien vistos. Han sido ataques indirectos -dudas sobre su capacidad de gobernar y de liderazgo-, pero el efecto ha sido un bumerán. "Se ha producido una reacción de defensa corporativa de las mujeres, a reafirmar el voto femenino", dice Hardy.

El lenguaje es otro problema. La candidata a senadora democristiana Soledad Alvear, derrotada por Bachelet en las primarias oficialistas, sostuvo en una entrevista que a los varones les cuesta tratar de igual a igual a las mujeres. Usan "mijita", una expresión típica "con la que creen que le hacen un gran favor, pero la verdad es que se trata de un poquitito de protección y un poquitito de ninguneo". Al ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, amigo de Bachelet, se le escapó una de estas expresiones, lo que provocó un pequeño escándalo. Se refirió a Bachelet como "mi gordi" y debió disculparse explicando que fue algo inconsciente y "un resabio de machismo, muy indebido".

Un ciudadano camina en Santiago junto a un cartel en el que se recuerda a Salvador Allende.
Un ciudadano camina en Santiago junto a un cartel en el que se recuerda a Salvador Allende.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_