Savater elogia el poder de la lectura
El escritor cierra una edición en la que se consolida la cifra de negocios con la presencia de las agencias literarias
Fernando Savater cerró ayer el Salón Literario que una semana antes había inaugurado Toni Morrison con una lectura de su novela Beloved. Si entonces la escritora afroamericana recuperó con sus palabras el dolor de la esclavitud, ayer con las suyas lo que Savater hizo fue mostrar el poder de la literatura para conectar a los hombres de las más variadas procedencias. El escritor y pensador llegó el sábado a Guadalajara, donde por la tarde tuvo un encuentro con los jóvenes centrado sobre todo en su última novela, El gran laberinto (Ariel).
Por lo que se refiere a los datos de esta edición, los organizadores adelantaban ayer que se ha consolidado como cita comercial. La sala dedicada a las agencias literarias, inaugurada el año anterior, ha visto crecer el volumen de negocio: muchos de los acuerdos relacionados con el mercado hispano se trasladan ya de Francfort a Guadalajara.
"Lo que quiero explicar es lo que la lectura ha significado para mí", comentó entonces Savater en una entrevista. "Me ha mostrado lo que hay de común entre los hombres y que eso permite que, aun procediendo de lugares y ámbitos y culturas muy diversas, nos podamos entender y conmover. Lo que compartimos es mucho mayor que lo que nos diferencia, y así podemos acercarnos a Shakespeare, a un autor chino o a Octavio Paz. Creo que es importante subrayar esta idea en un momento en que se enfatizan las diferencias insoslayables y se pretende transmitir que, según nuestro lugar de nacimiento, procedemos de especies zoológicas distintas. Pero no es cierto, a través de la literatura comprendemos a gente de siglos anteriores y de latitudes diferentes".
La llamada literatura juvenil fue la que le sirvió a Savater para contar su descubrimiento del placer de la lectura. "Son las obras menores las que, paradójicamente, nos permiten conquistar el bien mayor. No es fácil iniciarse a la lectura con Dostoievski. En mi caso, antes disfruté con las intrigas de Agatha Christie que con la obra de Hugo von Hofmannsthal, a la que sólo llegué después".
Lima, Caracas, ahora Guadalajara, y después Veracruz y Puebla. Fernando Savater lleva unos días recorriendo el continente americano. En Perú lo nombraron profesor honorario; en Veracruz, su universidad lo convertirá en doctor honoris causa, y la Universidad Autónoma de Puebla tiene previsto hacerlo embajador de la legalidad y la justicia por su compromiso en la defensa de las libertades a través de una organización ciudadana como ¡Basta Ya!
¿Cómo ha visto la realidad latinoamericana? "En los próximos meses van a celebrarse elecciones presidenciales en 12 o 13 países. Además de las votaciones que ya han tenido lugar, en Honduras, por ejemplo, acudirán a las urnas la gente de Perú, México, Bolivia, Chile, Venezuela... Se está viviendo un momento de cambios, y existe un tira y afloja entre diferentes candidatos demócratas, que defienden el peso de la sociedad civil y que proceden de burguesías más o menos ilustradas, y distintos líderes populistas", explica Savater. "Durante estos días he podido ver mucha televisión y he escuchado algunas perlas. A Humala, el candidato populista peruano, le preguntaron cuál era su programa para su país. Contestó que no tenía ninguno, que faltaban aún cinco meses para las elecciones y que, por tanto, todavía no había empezado a elaborarlo. Quizá sea algo que les pase a todos los políticos; lo sorprendente es que haya alguno que lo admita públicamente". En otros lugares, lo que ha recibido son quejas. "En Venezuela muchos creen que España no se ha preocupado como es debido por algunos procedimientos electorales que amenazan la democracia. Y lo atribuyen a los negocios de armas que está haciendo con el Gobierno de Chávez. Lo que se impone aquí y en todas partes es la desigualdad, la tremenda pobreza, las brutales diferencias. Y es lógico que, en vez de líderes, aparezcan caudillos, que se consolidan gracias a sus exacerbadas proclamas nacionalistas, pero que no tienen una idea clara de lo que quieren y de cómo conseguirlo. Lo importante es que exista un fuerte desarrollo económico que permita crear un tejido social de clase media capaz de sostener regímenes democráticos y que facilite la creación de puestos de trabajo. Resulta muy inquietante observar la fuerza que adquieren las propuestas de las diferentes oligarquías y las de las demagogias populistas".
Babelia
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