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Reportaje:

El pesado lastre de la reunificación

Las transferencias anuales a la ex República Democrática Alemana superan el 3% del PIB

En el principio de la crisis alemana fue la reunificación de Alemania. Los economistas ortodoxos y heterodoxos coinciden en el diagnóstico, ya casi lugar común plastificado en una frase, de que la reunificación fue "un acierto político y un error económico". Desde que desapareció el muro de Berlín y el canciller Helmut Kohl se apuntó en su haber político -con razón, sin duda- la medalla de la unidad alemana, los cálculos más moderados aseguran que la Alemania ex occidental habría estado transfiriendo el equivalente al 3% del PIB a la Alemania ex oriental. La causa de este hándicap o lastre provendría del error económico histórico de equiparar un marco occidental a un marco alemán mientras que la productividad de la economía oriental apenas alcanzaba el 50% de la productividad occidental.

El precio del crudo puede frenar la todavía débil recuperación económica; pero la subida de tipos no tendrá efectos perjudiciales a corto plazo
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A partir de ese momento se desarrolla en Alemania una depresión económica sofisticada. Las transferencias implícitas a los hermanos menos afortunados, que nadie quiere emplear por su baja productividad relativa, se manifiestan en un volumen de empleo subvencionado próximo al 20% del total del mercado de trabajo alemán. Aumenta presión sobre las finanzas públicas, penden sutiles amenazas o advertencias, como se prefiera, sobre el Estado del Bienestar tan ejemplar, amenazado además por el envejecimiento incontenible de la población. Así que, por un lado, la edad de los consumidores aumenta y, por otro, estos ciudadanos avejentados temen por sus pensiones. Los alemanes, modelo de forward looking, siempre laborando para el futuro, intensificaron su propensión al ahorro. He aquí las fuerzas ominosas que griparon la maquinaria alemana. El resultado casi cantado fue un descenso paulatino del consumo y el estancamiento de la economía.

Pero Alemania es una economía poderosa. A pesar de la transferencia implícita a la producción sin valor de una parte del territorio, su competitividad supera la media europea, como bien demuestra su espléndido mercado exterior. Mientras, por poner un ejemplo al azar, España ha perdido cuota de mercado en el comercio mundial -unas tres décimas en cuatro años-, Alemania ha ganado casi un punto en el mismo periodo. La productividad tiene estas ventajas. Incluso se da la paradoja de que algunos políticos y economistas recomienden que baje, para atajar el problema del desempleo.

Una economía que dispone de tal empuje en la demanda externa tiene un punto de arranque suficiente para recuperar la confianza. Porque, de nuevo pesa el acuerdo entre los economistas de variopinta orientación, se trata precisamente de que los consumidores alemanes recuperen la confianza. Las medidas fiscales que quiere aplicar la gran coalición son, en este caso, contradictorias, pero tal contradicción es inevitable. No existen remedios fáciles para resolver al mismo tiempo un problema preocupante de déficit público y de estímulo al consumo a través de los resortes fiscales.

Petróleo y tipos

La profecía de los economistas dice que la recuperación alemana se mantendrá, aunque puede resultar amenazada por el crecimiento sostenido del precio del petróleo. Recuérdese que el crudo es quizá el obstáculo potencial más importante que puede frenar la recuperación económica europea. Por el contrario, la subida de tipos de interés que se avecina en la zona euro afectará más bien poco a la recuperación -muy lenta, eso sí- de Alemania. Al fin y al cabo el endeudamiento privado es relativamente bajo en relación con el de otros países europeos.

Una digresión final sobre el coste del dinero en la Unión Económica y Monetaria. Es probable que durante al año 2006 el Banco Central Europeo (BCE) decida otras dos subidas de tipos, de un cuarto de punto cada una. Está prácticamente descontada la del mes de marzo. En un mercado de dinero más caro, no es probable que Alemania sea la economía más perjudicada de Europa. Más riesgo puede correr la economía española, por ejemplo.

Manifestación contra los recortes sociales de Schröder.
Manifestación contra los recortes sociales de Schröder.AFP

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