Vuelta de tuerca a la alemana
El Gobierno de gran coalición debe hacer frente a profundos recortes del Estado de bienestar para asegurar el crecimiento
La flamante canciller federal alemana, la demócrata cristiana Angela Merkel (CDU), en su primera declaración de Gobierno ante el Parlamento Federal (Bundestag) agradeció de forma expresa y personal a su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), porque "valiente y decidido, abrió con su Agenda 2010 una puerta a las reformas y él impuso la Agenda en contra de las resistencias". Interrumpida por los aplausos, Merkel continuó: "Con eso se hizo acreedor de méritos por nuestro país y yo quiero darle las gracias en nombre de todos los alemanes".
Con estas palabras de Merkel (CDU) recibía un Schröder (SPD), ya retirado de la política, el reconocimiento por haber intentado un programa de recortes sociales como ningún canciller socialdemócrata en la historia alemana. El intento de sacar adelante la Agenda 2010 le costó al final el poder a Schröder.
El Ejecutivo se ha propuesto reducir los llamados "costes no salariales" que encarecen el precio del trabajo en Alemania
En sus más de 140 años de existencia el SPD adquirió como una de sus señas de identidad la defensa de los débiles y la aplicación de la justicia social en los días en que aún era posible repartir la abundancia. La Agenda 2010, que Schröder presentó en el Bundestag el 14 de marzo de 2003, implicaba recortes sociales, castigar a los más débiles y reducir las prestaciones del Estado del bienestar alemán.
Callejón sin salida
Esas medidas venían impuestas por una constelación endemoniada que dejaba al Gobierno de centro-izquierda de coalición entre el SPD y el partido ecopacifista de Los Verdes ante un callejón sin salida: estancamiento económico, con amenaza de quiebra de los sistemas de seguridad social; explosión de una bomba demográfica, con un número cada vez más grande de jubilados y cada vez menos cotizantes, más el impacto de una globalización que se manifiesta a las mismas puertas del país con salarios de 3,29 euros por hora en Polonia frente a los 17,15 euros en el Este y los 27,60 euros en el Oeste de Alemania.
La aplicación de la Agenda 2010 desencadenó en el año 2004 un verano caliente con protestas masivas en las calles, una derrota tras otra del SPD en las elecciones en los Estados federados y decenas de miles de afiliados que devolvían el carné y se daban de baja en el partido. El desastre en las elecciones del 22 de mayo en Renania del Norte-Westfalia, un feudo tradicional socialdemócrata y, con 18 millones de habitantes, el Estado más poblado de Alemania; la resistencia de los diputados del ala izquierda del SPD a la Agenda 2010 y la dificultad para sacar adelante las leyes de reforma por la falta de una mayoría en la Cámara alta, el Consejo Federal (Bundesrat), donde están representados los Estados federados, hicieron que Schröder tomase la decisión de anticipar las elecciones y acortar así un año su mandato.
La campaña electoral se planteó como una opción entre el programa aún más duro de recortes que ofrecía la democracia cristiana (CDU/CSU) y su potencial socio de coalición los liberales (FDP) y un Schröder y el SPD que prometían reformas basadas en la Agenda 2010, pero moderadas y "sin romper la cohesión social". La demoscopia aseguraba a la CDU/CSU un porcentaje de votos en torno al 42%, que las urnas dejaron reducido a un 35,4%, sólo un 1% por encima del SPD.
La boda de los elefantes
La gran coalición, la alianza entre los dos grandes partidos, quedó como única opción para dotar a Alemania de un Gobierno estable y capaz de afrontar las reformas. Tras semanas de negociaciones se lograron al fin las capitulaciones matrimoniales para la boda de los elefantes entre la CDU/CSU y el SPD.
El resultado es un compromiso que en algunos puntos va más allá y en otros corrige las propuestas iniciadas por la Agenda 2010 de Schröder. Uno de los barones de la CDU, el primer ministro del Estado federado de Hesse, Roland Koch, anunció que para toda Alemania había llegado "la hora del llanto y el rechinar de dientes". No fue para tanto, pero los alemanes tendrán que aceptar recortes en los beneficios fiscales y la red de seguridad social para afrontar los desafíos de la bomba demográfica y la globalización.
La gran coalición se ha propuesto reducir los llamados "costes no salariales" que encarecen el precio del trabajo en Alemania y, en definitiva, convierten a los asalariados en pasto de la deslocalización. Las cotizaciones por los cuatro pilares de la seguridad social alemana, que aportan a medias patronos y trabajadores, suponen más de un 40% del salario bruto: 19,5% para el seguro de vejez, 14,16% el de enfermedad, 6,5% el de paro y 1,7% el de dependencia. Los expertos contemplan con escepticismo la posibilidad de bajar del 40% los costes no salariales como pretende el nuevo Gobierno de Berlín.
El pago de las pensiones en un país con 20 millones de jubilados, casi un 25% de la población, atraviesa serias dificultades. Las cajas de seguridad social han tenido que pedir un crédito del Gobierno federal y recurrir a trucos de ingeniería contable, como adelantar a principios de mes el pago de las cotizaciones. Estas medidas no bastan. La gran coalición anunció una congelación de las pensiones que algunos anuncian ya que durará 10 años.
Con una previsión optimista de una inflación del 2% anual, el recorte al poder adquisitivo resulta espectacular y difícil de aplicar ante el enorme peso electoral que representan los jubilados. La edad de jubilación se elevará de forma progresiva a razón de un mes por año a partir de 2012. Para 2035 se habrá completado la subida de la edad de retiro de 65 a 67 años. Además, para hacer frente a los pagos, la cotización para el seguro de vejez se elevará del actual 19,5% al 19,9% el año 2007.
Despido más barato
La gran coalición prevé destinar un 1% de lo recaudado por el incremento del IVA a partir de 2007 a rebajar de un 6,5% a un 4,5% la cotización para el seguro de paro. El Gobierno quiere reducir prestaciones, incrementar los controles para reducir el abundante fraude y ahorrar en los programas de formación profesional. Una de las medidas previstas será que los parados menores de 25 años dependan de las familias y no cobren el paro.
También para fomentar el empleo la CDU/CSU consiguió imponer una vía para flexibilizar, es decir facilitar, el despido de una manera encubierta. Se trata del incremento hasta 24 meses del periodo de prueba en los nuevos contratos. Así, los empresarios no tendrán tanto temor a contratar, porque les queda la opción de despedir durante los dos años de prueba. Los sindicatos temen que esto sirva de tapadera para contrataciones temporales, sobre todo en sectores donde no se exige mucha formación profesional como en el comercio.
La resistencia del SPD impidió la introducción de lo que los democristianos llaman pactos para el empleo en el ámbito de las empresas. Se trata en realidad del intento de recortar al poder de los sindicatos al reducir la contratación colectiva que es uno de los pilares de la llamada autonomía tarifaria en Alemania, la libertad de negociar los convenios entre los sindicatos y la patronal. La CDU/CSU y los empresarios sostienen que se impone introducir un máximo de flexibilidad para que los convenios se acomoden a la situación económica de cada empresa, en vez de tener una vigencia generalizada regional y por ramos de actividad.
El seguro de dependencia, que trata de asegurar el cuidado de los enfermos y ancianos impedidos, amenaza ruina. Según estimaciones de la patronal alemana, las reservas estarán agotadas durante el ejercicio de 2008. Se busca introducir elementos de capitalización privada para asegurarse los cuidados en caso de dependencia.
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