Merkel se resiste a inclinarse por Londres o París en la pugna presupuestaria de la UE
Sin fortaleza económica, Europa perderá su modelo social, advierte la canciller alemana
La nueva canciller de Alemania, Angela Merkel, se comportó con la discreción que apuntaban los pronósticos en su primera visita a Londres, justo 24 horas después de haber viajado la víspera a París y Bruselas nada más acceder al cargo. Merkel lanzó algún guiño liberal al primer ministro británico, Tony Blair, que desplegó sus mejores sonrisas al recibirla a las puertas de Downing Street. Pero la canciller resistió todos los intentos de la prensa británica para que se decantara por británicos o franceses en su querella sobre el presupuesto de la Unión Europea.
La llegada de Angela Merkel a la cancillería supone una excelente oportunidad para el primer ministro británico, Tony Blair, para intentar restablecer los estrechos vínculos con Alemania que estableció al principio con Gerhard Schröder. Luego llegaron los desencuentros de la guerra de Irak, los problemas internos del canciller Schröder con un electorado que se resistía a las reformas que tanto preconiza el británico, la profunda crisis europea que acabó restableciendo, al menos formalmente, la tradicional alianza franco-alemana.
Romper el eje franco-alemán ha sido siempre un objetivo estratégico de la política exterior de Blair para incrementar su influencia en Europa. Pero tras unos años iniciales de éxito encomiable, en los que su alianza táctica con los dos primeros ministros más a la derecha de Europa en aquellos tiempos, el español José María Aznar y el italiano Silvio Berlusconi, reforzaron el papel de Blair en Europa, todo parece haber cambiado. Ahora tiene una segunda oportunidad de arrastrar a Alemania hacia sus posiciones.
Tony Blair espera tener una buena relación con Angela Merkel. Sobre el papel les une su tendencia a la economía de mercado y su atlantismo, pero les separan cuestiones de alto calado, como el futuro de Turquía y el hecho de que cualquier entendimiento en el plano de las reformas económicas o de política exterior se puede ver condicionado por la tutela que los socialdemócratas van a ejercer sobre una canciller obligada a gobernar en coalición. Ayer, la canciller le lanzó un pequeño guiño al dejar muy claro que, a su juicio, "sin fortaleza económica, Europa no puede mantener su modelo social".
Aunque el de ayer fue un primer encuentro en el que difícilmente pudieron entrar en el detalle de la agenda, sobre la mesa está ya el problema de las perspectivas financieras de la Unión Europea para el periodo 2007-2013.
Si Merkel se declaró la víspera reacia a ejercer el papel de mediadora entre franceses y británicos, ayer se situó por encima del bien y del mal. Fiel a su fama de mujer prudente, a la que le gusta más escuchar que hablar, resistió sin problemas la insistencia de la prensa británica, que quería oír de sus labios algún reproche al proteccionismo francés en materia agrícola.
La canciller, a la que le gustaría recortar las ayudas agrícolas tanto como recortar el cheque británico, no entró al trapo. "Quiero tener éxito y para ello se ha de tener en cuenta la situación de cada país. Si alguien se olvida de un país y de sus intereses, no vamos a tener éxito", dijo.
Aunque medios británicos relacionan la apelación de Merkel al éxito con un subliminal apoyo a las posiciones británicas, el caso es que la canciller se mantuvo absolutamente equidistante y ni siquiera pareció confiar demasiado en la posibilidad de que se pueda llegar a un acuerdo sobre el presupuesto en la cumbre del 15 y el 16 de diciembre próximos en Bruselas. "No quiero mirar en una bola de cristal", dijo. "Tenemos tres semanas por delante. Cada uno va a hacer sus contribuciones y ya veremos qué pasa", añadió.
"Con esta visita quiero recalcar que Alemania y el nuevo Gobierno federal alemán tienen un gran interés en mantener una buena y amistosa relación con Francia, pero no sólo con Francia, sino también con el Reino Unido", dijo Merkel, quien insistió en que "Francia y Alemania tienen una larga tradición europea", pero esto "no va contra el Reino Unido".
Poco optimismo
Tony Blair tampoco destiló mucho optimismo. Ni ante Merkel ni en una comparecencia anterior con el primer ministro de Polonia, Kazimierz Marcinkiewicz.
Blair no quiso desvelar, a preguntas de la prensa polaca si la propuesta presupuestaria que presentará el próximo 5 de diciembre la presidencia británica mantiene los niveles de fondos asignados a Polonia en la última oferta discutida en la cumbre de junio pasado, cuando se rompieron las conversaciones.
"Ante todo hay que esperar hasta que esa propuesta se ponga encima de la mesa. Haremos todo lo posible por lograr un acuerdo. Pero ha de ser un acuerdo bueno para los países y aceptable para Europa", dijo Blair. Y recordó que el cheque británico existe para corregir un desequilibrio, y que mientras ese desequilibrio (las subvenciones agrícolas) permanezcan, también seguirá existiendo el cheque británico.
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