"Los planes para la retirada están hechos"
"La pregunta no es si nos vamos a ir de Irak, sino cómo y con qué calendario. Creo que poco después de las elecciones del 15 de diciembre en Irak, el Gobierno anunciará el comienzo de la retirada de las tropas. Es una decisión que ya está tomada, hay planes hechos. Otra cosa es que el presidente anuncie la decisión cuando lo considere oportuno, pero los planes están hechos, y en el primer semestre de 2006 vamos a contemplar una reducción significativa del despliegue de EE UU en Irak". Philip J. Crowley, portavoz del Consejo Nacional de Seguridad con Bill Clinton, es director de Seguridad y Defensa en el Centro Americano para el Progreso, el think tank creado por los demócratas más próximos al ex presidente.
Con la experiencia de 11 años en el Pentágono y tres en la Casa Blanca, Crowley recuerda el declive del apoyo popular a la guerra y señala: "Todos los dirigentes de EE UU saben que para tener éxito militar hay que contar con el respaldo de la gente".
Aunque, en su opinión, "los estadounidenses piensan que la guerra no les ha hecho más seguros", eso no quiere decir "que crean que hay que salir de allí mañana; lo que sí necesitan es más información sobre qué se hace en Irak y cómo se puede salir bien". Salir es complicado, dice Crowley, que sirvió 26 años en la Fuerza Aérea: "Es peligroso irse demasiado pronto y quedarse demasiado". Quedarse compromete la capacidad militar del Pentágono y dificulta los planes para la zona: "No veo cómo podemos cambiar la opinión sobre EE UU mientras tengamos 150.000 soldados en Irak". Pero "si abandonamos rápidamente Irak y dejamos intacta la capacidad de Al Zarkaui, será un estímulo para el terrorismo, que tendría una cierta justificación para cantar victoria".
¿Qué va a pasar entonces? "Creo que es inevitable que en los próximos seis meses haya una significativa retirada de tropas. Tras las elecciones, el siguiente paso lógico es el principio del repliegue. Ya lo han esbozado varios generales, y Bush ha dicho que en la medida que los iraquíes asuman sus puestos, nosotros nos retiraremos: se anunciará que los iraquíes se sienten ya fuertes para asumir su seguridad; probablemente lo harán en el norte y el sur del país primero, y gradualmente en el centro".
La difícil situación en Irak alimenta el torbellino político en Washington: "Esto es como un globo; el proceso político mete aire caliente, y en algún momento hay que soltar presión. Si las cosas no cambian en Irak, los republicanos van a sentirse muy incómodos con las legislativas de 2006, porque temerán, con razón, perder sus mayorías en las Cámaras. La actual trayectoria es insostenible; el Gobierno está a la defensiva y los republicanos en el Congreso también. Todo esto va a obligar a la Casa Blanca a aliviar algo de presión del globo, es decir a sacar algunas tropas de Irak".
Aunque "hay más consenso del que uno podría pensar", Crowley cree que "buena parte de la agitación en EE UU refleja las dudas sobre si llevamos el rumbo adecuado en Irak, y las dudas se refuerzan con la preocupación por el trato a los presos extranjeros, por los centros de detención secretos, por Guantánamo... y el mensaje que esto supone en cuanto a nuestras prioridades y nuestros valores", añade Crowley: "El Gobierno está pagando un precio político por sus errores, pero el peligro es que EE UU está pagando un precio estratégico".
El problema, concluye, es que la entrada en año electoral "espoleará la retórica", y "lo grave es que no nos concentramos en la estrategia de futuro para Irak. Necesitamos asumir -España lo sabe, y Francia y el Reino Unido- que el yihadismo y el islamismo radical están cambiando con rapidez. Antes había una red centralizada de redes, pero ahora los islamistas se están extendiendo, y pasan de ser grupos entrenados en Pakistán o Afganistán a ser grupos locales que no están bajo control de Bin Laden. Hace falta una estrategia post Irak para deslegitimar al yihadismo global e impedir que se extienda más".
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