Bush ofrece un espaldarazo a Lula como líder regional durante su visita a Brasil
Ambos presidentes buscan un pacto para desbloquear la liberalización del comercio mundial
La visita de menos de 24 horas que George W. Bush hizo ayer a Brasil fue un espaldarazo al liderazgo regional del presidente Lula da Silva. Para Washington, el mandatario brasileño es el interlocutor válido en Suramérica tanto para las cuestiones políticas, como los roces con el presidente venezolano, Hugo Chávez, como para las comerciales. Tanto Brasilia como la Casa Blanca saben que el tratado de libre comercio que EE UU impulsa en la región depende de que se logre un acuerdo en la cumbre del 13 de diciembre de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El encuentro de poco más de dos horas que los dos presidentes mantuvieron ayer en Brasilia acabó con una declaración en la que se comprometen a "profundizar las relaciones bilaterales, con énfasis en la cooperación en sectores específicos". Detrás de estas palabras hay un intento de superar las divergencias sobre dos temas clave para ambos mandatarios: el gran acuerdo regional impulsado por Washington bajo el nombre de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la batalla en la OMC, una pugna que Brasil considera crucial para su afianzar su liderazgo en el mundo en vías de desarrollo.
Brasil ya ha logrado, con el respaldo de Argentina y Venezuela, congelar, al menos de momento, la creación del ALCA. Por otra parte, en la OMC ganó algunas batallas importantes por productos como el azúcar y el algodón. No obstante, seguir obteniendo victorias es algo mucho más complicado, según han reconocido diplomáticos brasileños, con los ojos puestos en la próxima ronda de la OMC, que se celebrará en Hong Kong en diciembre.
La insistencia de Washington de tratar el tema del ALCA en la Cumbre de las Américas, que acabó el sábado en la ciudad argentina de Mar del Plata, fue criticada en Brasilia. Los estrategas de la política externa brasileña se sorprendieron con la insistencia de Bush y sus socios, en especial el presidente mexicano Vicente Fox. Se esperaba, desde luego, que el tema fuera llevado a la mesa de negociaciones, pero no como prioridad. "¿Es que alguien supondría que el ALCA pudiese resucitar milagrosamente en la cumbre?", ironizó ayer un alto asesor personal de Lula.
La diplomacia brasileña se empeñó en destacar que en el encuentro de ayer, los dos presidentes lograron superar cualquier malestar que hubiese podido generarse en Mar del Plata. Bush terminó por mostrarse "comprensivo" frente a la decisión de Lula de no negociar el ALCA hasta que en la OMC no se alcance un acuerdo sobre el desmantelamiento de las ayudas al sector agrícola en EE UU y la UE.
"El éxito de la ronda de la OMC es prioritario para Brasil y también para Estados Unidos", declaró ayer Lula da Silva tras reunirse con Bush. "Los dos estamos trabajando mucho para eliminar las injustas barreras al comercio bilateral o multilateral". EE UU, no obstante, ha condicionado la eliminación de los subsidios a la agricultura a que la UE haga lo mismo.
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