El 'Diccionario de americanismos' reunirá 100.000 entradas y 500.000 acepciones
Las Academias de la Lengua prevén que la obra esté lista en 2008
Representantes de las 22 Academias de la Lengua Española debaten desde ayer y hasta el viernes, en la localidad vallisoletana de Tordesillas, el mejor sistema para completar el primer Diccionario de americanismos. La nueva obra del español contará con más de 100.000 entradas y cerca de medio millón de acepciones; está previsto que su elaboración concluya en 2008 y que esté a disposición de los 450 millones de hispanohablantes el año siguiente.
El programa informático 'Búho' rastrea cada noche en Internet los nuevos vocablos
En nuestro país, la palabra bicho tiene varios significados, pero si la escucha un puertorriqueño es posible que se moleste, porque allí es, fundamentalmente, una referencia al sexo femenino. Algo similar a lo que sucede con pico, que en España puede ser una herramienta de trabajo, una referencia al bien hablar (tiene un pico de oro) o una manera de decir la hora (son las tres y pico), mientras que en Chile todo el mundo lo relaciona con el pene.
Para poner un poco de orden en este galimatías, que a veces puede resultar ofensivo para quien no está acostumbrado a escuchar palabras que son normales en un sitio y malsonantes en otro, un grupo de expertos lleva meses trabajando en la elaboración de ese primer Diccionario de americanismos.
Los datos de ese gran recopilatorio que preparan expertos de Argentina, Chile, España, Honduras, Perú, Puerto Rico y también de Francia, Italia y Bélgica, son harto elocuentes del tamaño colosal de la tarea. El primer diccionario académico de americanismos tendrá 100.000 entradas y cerca de medio millón de acepciones, que servirán para que todos los posibles usuarios sepan que la mejor manera de referirse a bichos en Puerto Rico es decir insectos, y que en Chile es preferible pedir al dependiente un jersey de uve, que un suéter de pico.
Para hacerlo posible, lexicógrafos, académicos y expertos en lengua española están reunidos estos días en el VI Congreso Internacional El Español en América, que se celebra en las Casas del Tratado de Tordesillas, el lugar donde la historia dice que España y Portugal se repartieron el mundo.
El objetivo es actualizar todas las investigaciones realizadas en torno a este aspecto de una lengua que se habla en 20 países, mientras que en otros va comiéndole el terreno al idioma oficial.
César Hernández Alonso, el director de este evento, no tiene dudas sobre la "ebullición" que está experimentando el español en otros países de habla no hispana, tal y como sucede en Estados Unidos, "donde el número de quienes hablan nuestra lengua está a punto de superar al de ciudadanos que viven en España".
Algo similar a lo que sucede en Brasil, donde el castellano es el idioma extranjero más elegido por los estudiantes, lo que producirá que en muy pocos años 30 millones de personas puedan necesitar el diccionario.
Un diccionario que será imprescindible para distinguir, por ejemplo, que mientras aquí una araña es un animalillo que repele a muchos, en varios países de América Latina es una referencia directa al sexo femenino, lo que les obliga a llamar arácnido a la verdadera araña. Texto académico que también evitará pedir bollos en Cuba, donde es preferible solicitar panecillos dulces, porque la otra acepción también es un referente al sexo femenino.
Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias de la Lengua Española, que coordina la actividad de las academias, todavía recuerda el efecto que provocó en una turista cubana que el camarero de un hotel madrileño se ofreciera "a partirle en dos el bollo...".
En cuanto a los anglicismos que cada día se cuelan en nuestro idioma, tanto López Morales como Hernández Alonso no parecen estar particularmente preocupados, porque mientras que hay palabras (ordenador o web, por ejemplo) casi imposibles de desterrar, otras que empezaron con mucha fuerza ya han mutado al español, tal y como sucede con e-mail, hoy convertido en un simple correo.
Ambos expertos opinan que otras derivaciones, como el lenguaje que impera en los mensajes a través del teléfono móvil, son poco más que una moda pasajera, una jerga que no todos entienden.
De cualquier manera, lo que los expertos recomiendan es no bajar la guardia y hacer un seguimiento de las nuevas palabras que se van introduciendo en el lenguaje cotidiano. Para lograrlo, ahora mismo se encuentra en fase de prueba un gigantesco programa informático conocido como Búho, cuya misión es rastrear cada noche en Internet los nuevos vocablos españoles que aparezcan en las más importantes publicaciones de la Red. El programa recogerá cualquier modismo y lo seguirá hasta ver si tiene fuerza suficiente para incorporarse al lenguaje o muere por inanición.
López Morales recuerda que en México se puso de moda llamar plagio a un secuestro, y que se extendió por otros países de América Latina, hasta acabar desapareciendo sin dejar rastro. "El Búho nos avisará cuando pasen estas cosas con otras palabras. Si vemos que la moda se extiende, habrá llegado el momento de actuar".
Babelia
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