Un pasito más

Estados Unidos y la Unión Europea acaban de anunciar sus ofertas para desbloquear y salvar el cada vez más difícil cierre de la Ronda Doha abierta en 2001. Washington y Bruselas proponen recortar en un 60% y 70%, respectivamente, sus ayudas agrícolas internas, algo que no satisface las aspiraciones del G-20, el bloque que integra a los países emergentes y en vías de desarrollo, liderado por China, Brasil e India. La oferta europea-norteamericana es, en cualquier caso, un paso más en la buena dirección, por pequeño que sea, en el proceso de negociación todavía no terminado, a dos meses de la cumbre ministerial de la OMC en Hong Kong y tras el estrepitoso fracaso habido en Cancún en 2003, donde los países pobres se levantaron de la mesa ante la intransigencia de los más ricos.

Las propuestas no liquidan la política de subsidios directos de forma inmediata. De entrada, irían ejecutándose gradualmente durante al menos cinco años a partir de 2008. Estados Unidos fija 2023 como meta final para la supresión de las subvenciones agrarias. Las ofertas de ahora conciernen en realidad a los recortes en los topes autorizados de subvenciones y establecidos en 1994 por la Ronda Uruguay. En la práctica, son muy superiores en la Unión Europea comparados con EE UU: 67.000 millones de euros frente a 19.000 millones. Washington afirma que los mayores sacrificios corresponderían a los agricultores norteamericanos y que para los europeos apenas supondrían nada. De ahí que haya pedido de Bruselas un ulterior esfuerzo de recorte de hasta un 80%. Oxfam International ha calificado estas propuestas como "puro humo" y considera que en el caso norteamericano supondrán apenas un 2% de recortes.

Es evidente que sin un acuerdo consensuado sobre la agricultura entre los 148 países miembros de la OMC no existe ninguna posibilidad de que la actual ronda para la liberalización del comercio llegue a buen puerto; ni en Hong Kong, el próximo diciembre, ni al final del año que viene, cuando en teoría debería quedar concluida. De eso tendrán que ser conscientes y asumir responsabilidades los Gobiernos de los países más ricos si quieren realmente cumplir con el compromiso de acabar con el proteccionismo y estimular de este modo las exportaciones de los países más pobres.