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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Moratinos ofrece a Marruecos ayuda política y económica frente a la crisis

El ministro agradece la cooperación de Rabat pero pide respeto a los derechos de los 'sin papeles'

Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, llegó anoche a Rabat decidido a pedir que se respeten los derechos de los inmigrantes sin papeles y a insistir en que los subsaharianos "no pueden ser abandonados" en el desierto. Pero también convencido de que Marruecos se ha implicado tan "a fondo" en el control del tránsito ilegal hacia España que enfrenta problemas inéditos y es de justicia que se le ayude. El primer encuentro entre Moratinos y su homólogo, Mohamed Benaissa, estuvo presidido, según fuentes diplomáticas, por la más plena oferta de ayuda económica y política.

El ministro se refirió a los excesos de la represión marroquí, que consideró condenables
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"Marruecos, que ha sido país de tránsito para la inmigración ilegal, se está convirtiendo en país de destino, y hay que darles solidaridad", destacan las mismas fuentes. En ese sentido, el ministro de Asuntos Exteriores agradeció la cooperación marroquí, que ha hecho posible llegar a un grado de control de las fronteras "muy positivo".

La diplomacia española estima que, aunque la emergencia en Ceuta y Melilla no puede darse definitivamente por cerrada, y que "no se puede bajar la guardia", dado el carácter recurrente de estos sucesos, hay motivos para creer que la frontera sur española "se está cerrando poco a poco, y se va a lograr cerrar totalmente".

Marruecos tiene un protagonismo evidente en ese resultado. "Nos han ayudado en los asaltos a las vallas, como nos ayudaron con las pateras", comentan fuentes diplomáticas. Pero la consecuencia es que el problema de la inmigración subsahariana está llamado a ser cada vez menos español y más marroquí. "Necesitan apoyo y se lo vamos a dar", afirma un miembro del equipo que acompaña en el viaje al ministro.

Durante la cena que ofreció en su casa a Moratinos, Benaissa expuso los problemas planteados por la acumulación en Marruecos de los subsaharianos que no consiguen ya cruzar la frontera norte y de los que España devuelve. También expresó el temor de su país a verse solo frente a ese problema, sin los medios técnicos ni económicos necesarios para gestionarlo.

El ministro español, por su parte, se refirió a los excesos de la represión marroquí, que consideró condenables, pero desde la convicción de que visitas como la de anoche no se hacen para meter el dedo en el ojo del vecino. Por el contrario, se trataba de escuchar sus razones y dificultades.

Los ministros abordaron la creación de un nuevo eje de colaboración muy centrado en los problemas inéditos que afronta Marruecos.

Antes de partir, Moratinos recordó en Madrid, por la tarde, que el objeto de su visita es "reactivar" el acuerdo hispano-marroquí de 1992 sobre readmisión de extranjeros y "poner en marcha" el decálogo de medidas que el ministro enunció en el Congreso de los Diputados el pasado día 5. No es probable, sin embargo, que hoy, al término de las entrevistas, haya resultados definitivos sobre el acuerdo de 1992, dado que la función del Ministerio de Asuntos Exteriores en este caso es crear el clima político y los consensos de principio necesarios para que negocien luego los departamentos ministeriales competentes. Lo mismo puede decirse del reforzamiento de los mecanismos conjuntos de control de fronteras y de las entregas excepcionales de inmigrantes sin papeles acordadas el mismo día 5, un recurso que Asuntos Exteriores no considera agotado tras su primera y hasta aquí única utilización, y que también fue comentado.

El resto del catálogo contempla de modo genérico las medidas económicas y políticas de apoyo ofrecidas por Moratinos, que hoy se sigue negociando.

En cuanto a las primeras, el jefe de la diplomacia española parte de la base de que si la nueva situación tiene que suponer un coste adicional para Marruecos, España deberá contribuir a financiarlo.

La presencia en Rabat, junto al ministro, de la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín, es suficientemente indicativa de la importancia que se concede en esta visita a ese instrumento. El Gobierno trabaja desde hace tiempo con la idea de reactivar los proyectos de ayuda para el desarrollo del norte marroquí, al amparo de un plan bilateral de cooperación que, si bien no alcanzará su fecha de revisión hasta el año próximo, sí puede ser dotado de financiación adicional ahora mismo.

Pero los 10 principios enunciados por Moratinos abordan otras formas más amplias de cooperación que permiten encauzar el apoyo político prometido a Rabat, incluso para lograr que Argelia colabore frente a este problema más activamente.

Se inscribe en ese contexto la propuesta de una entrevista con los responsables de la Unión Europea para acelerar que la UE asuma el problema; o las gestiones que puedan realizarse ante la ONU y sus agencias interesadas en el tema, como ACNUR, con objetivos similares.

Como cooperación internacional en sentido estricto, destaca la iniciativa de Moratinos de impulsar un plan de cooperación para el desarrollo de los países del África subsahariana.

El ministro ha insistido en que es la única solución verdadera de los problemas migratorios.

Miguel Ángel Moratinos fue recibido a su llegada a Rabat por el director general de Relaciones Bilaterales del Ministerio de Exteriores marroquí, Yusef Lamrani.

Moratinos (izquierda) y el director de Relaciones Bilaterales del Ministerio de Exteriores marroquí, Yusef Lamrani.
Moratinos (izquierda) y el director de Relaciones Bilaterales del Ministerio de Exteriores marroquí, Yusef Lamrani.

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