'Aníbal'
No sabemos suficiente de la vida "civil" de Aníbal, el gran general cartaginés así que eso deja un gran y sugerente espacio abierto a la imaginación. Con esta premisa y la idea de darle la vuelta a la historia para presentarla no desde el lado de los vencedores (los romanos) sino desde el punto de vista del tuerto caudillo púnico derrotado por las legiones de Escipión el Africano y vilipendiado por las fuentes latinas, el escritor alemán Gisbert Haefs armó una novela histórica ejemplar, casi está uno tentado a decir que perfecta.
Utilizando el habitual recurso de inventar un personaje que narra en primera persona la historia -Antigono, un banquero griego nacido en Cartago y aliado de los Barca, la familia de Aníbal-, Haefs reconstruye paciente y minuciosamente la increíble grandeza de Cartago y el amplio mundo mediterráneo que fue el escenario de las sangrientas guerras púnicas.
La narración se abre con el ataque de un grupo de jinetes númidas a una caravana y con el posterior encuentro en Bitinia del narrador con su amigo Aníbal, un Aníbal en declive, de 70 años, pos-Zama, derrotado y perseguido despiadadamente por esa Roma que tanto le había temido.
La novela es a partir de entonces un largo flash-back en la memoria de Antigono que nos conduce por escenarios asombrosos, horizontes sin fin, océanos y desiertos, montañas nevadas, campos de batalla. Las imágenes son imponentes (incluida alguna escena erótica). Haefs evoca la majestuosa, exuberante y cosmopolita Cartago, con su puerto de guerra, su santuario de Baal y sus corruptos sufetes; el mar hiperbóreo por el que se navega envuelto en bruma y misterio hasta llegar a la última Tule de Pitias, o los traicioneros pasos de los Alpes por los que se arrastran los 38.000 soldados de a pie, 8.000 jinetes y 37 elefantes de Aníbal en una de las más colosales aventuras de la antigüedad.
Y en medio de todo se alza él, Aníbal, cuya vida seguimos desde que es un cachorro de Amílcar. Le vemos amar, luchar y sufrir. Con momentos tan conmovedores como cuando toma en sus manos la cabeza cortada de su hermano Asdrúbal lanzada por los romanos sobre su campamento.
El novelista dibuja un retrato muy positivo de Aníbal, un hombre, para Haefs, capaz, inteligente, arrojado y hasta moderno, que sueña con un mundo mestizo y tolerante frente al imperialismo monocolor de Roma, presentada como una potencia hitleriana que no sólo aniquiló al pueblo cartaginés sino que envenenó su recuerdo.
- 'Aníbal' se ofrece el miércoles con EL PAÍS por 2,5 euros.
Babelia
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