Menos espacio y presupuesto

El agua centra la Bienal de Valencia. Es un tema muy amplio, con múltiples posibilidades. Su elección, sin embargo, no es ajena a razones políticas. El ex consejero de Cultura y hoy portavoz del Gobierno valenciano, Esteban González Pons, se avanzó en octubre de 2003 al director artístico, Luigi Settembrini, y a la principal promotora política del encuentro, la hoy directora del IVAM, Consuelo Ciscar, a la sazón, secretaria de Cultura. En el balance de la anterior edición de la bienal, Pons anunció que la edición de 2005 se dedicaría al agua y se llamaría Sin ti, no soy ante la sorpresa generalizada. Settembrini tenía varias propuestas en la cartera. En una se aludía al agua junto con otros elementos pero no como tema central.

En 2003, la Generalitat financió una concentración multitudinaria denominada Agua para todos, reclamando el trasvase del Ebro, que contemplaba el PHN. Esta reclamación, de hecho, se ha convertido en uno de los ejes políticos de la Generalitat, gobernada por el PP. Ayer, Settembrini recordó que el agua es un "tema universal" y "un asunto de extrema importancia para Valencia".

En cualquier caso, el gobierno valenciano ya había dado muestras de su pretensión de limitar los costes de la bienal. De hecho, esta edición ha experimentado una drástica reducción de presupuesto, espacios expositivos y patrocinadores, además de acortarse su duración un mes. Y todo ello a pesar de los balances triunfalistas en cuanto a número de visitantes e impactos mediáticos de la Generalitat. En la edición de 2003, siete de las ocho exposiciones de la bienal y el contrato de dirección costaron 8,2 millones de euros, según cifras oficiales. A esto habría que añadir el gasto de las grandes producciones teatrales incluidas en el catálogo de la bienal, como Comedias bárbaras (2,4) o Lisístrata (0,9). En esta edición centrada en un espacio, el presupuesto es de 2,7 millones.

Por su parte, el IVAM inauguró hace dos semanas la exposición H2O, de Gaetano Pesce.