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Reportaje:UN NUEVO HURACÁN AMENAZA EE UU

Katrina no pudo con Lola's

El dueño del popular restaurante español de Nueva Orleans intenta resistir

A punto estuvo, pero la fuerza destructora del Katrina no dejó a los habitantes de Nueva Orleans sin su restaurante español favorito. Lola's, que sirve paella, calamares al ajillo y cordero asado a una clientela fiel desde hace 11 años, ha quedado prácticamente intacto tras el huracán y su propietario, Ángel Miranda, promete abrir en cuanto pueda. "El problema no fue el huracán, sino la chapuza que hicieron con los diques lo que provocó la catástrofe", explica mientras fuma un cigarrillo en el porche de su casa, situada justo al lado de su negocio. "Estamos en la parte más alta de la ciudad, a nivel del mar, y eso nos salvó".

Miranda, de 52 años, aguantó el Katrina en Nueva Orleans, y durante varios días abasteció de comida a todos los que se quedaron en su barrio. "Tenía la nevera llena", recuerda, "y le regalé lo que tenía al cura de la parroquia y a unos muchachos que cocinaban para los vecinos". Su evacuación, una semana después, fue una odisea: primero lo llevaron en un todoterreno militar al Centro de Convenciones; desde allí, en helicóptero, al aeropuerto internacional Louis Armstrong, donde quisieron meterle en un avión sin saber adónde iba. "Quizá lo sepa el piloto, me dijeron". Al negarse a volar con rumbo desconocido, lo embarcaron en un autobús hacia Baton Rouge, capital de Luisiana, pero el conductor se perdió por el camino. "La gente estaba histérica", recuerda.

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Al bajar del autobús, cogió un taxi para buscar habitación en un hotel, pero todos estaban llenos. Entonces fue al aeropuerto, pero ya estaba cerrado. "Eran las once de la noche y, de milagro, conseguí alquilar un coche. Lo primero que hice fue poner el aire acondicionado, aparcar en una gasolinera y echarme a dormir". Al día siguiente condujo hasta Houston, a unos 500 kilómetros, donde se habían refugiado su ex mujer, su hijo de 19 años y sus dos gemelas de 14.

Miranda regresó a Nueva Orleans el pasado martes para preparar la reapertura de Lola's, pero se encontró con que las autoridades han ordenado una nueva evacuación ante la llegada del huracán Rita. Ante la falta de medios para comenzar a trabajar -no hay luz eléctrica ni tiendas abiertas, y sus empleados están desperdigados por todo el país-, decidió regresar al hotel de la costa de Florida donde está instalado, antes de tomarse unos días de descanso en España. Miranda calcula que pierde entre 600 y 700 dólares cada día que pasa sin abrir el restaurante, que lleva el nombre de su madre, fallecida hace 24 años.

Este sevillano criado en Algeciras, que fue cadete en la academia militar de Zaragoza y emigrante en Venezuela antes de llegar a Nueva Orleans, en 1981, explica que el plato favorito de su clientela es la paella, a la que añade unas especias extra para satisfacer el gusto local. Elegido por la prensa local mejor restaurante mediterráneo de Nueva Orleans en 2000, Lola's es el negocio español más conocido de la ciudad. La guía Zagat, especializada en restaurantes, afirma que el establecimiento es "uno de los lugares favoritos de la gente local" y que "supera las expectativas de cualquiera". El secreto, según su propietario, es sencillo: calidad a buen precio, en buenas cantidades y con buen ambiente.

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El restaurante, decorado con cuadros de artistas locales, está situado en la avenida de Esplanade, un elegante bulevar flanqueado por casas señoriales y cubierto de enormes robles, muchos de ellos derribados por la fuerza del Katrina. El barrio, Mid-city, es de clase media y está muy cerca del centro histórico de la ciudad, del Museo de Arte y de la casa donde el maestro del impresionismo Edgar Degas vivió entre 1872 y 1873.

Ángel Miranda relata los daños sufridos desde la puerta de su restaurante.
Ángel Miranda relata los daños sufridos desde la puerta de su restaurante.J. P. V.-G.

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