El Instituto de Neurociencias de Alicante amplía su capacidad y estrena nueva sede
La reina Sofia y Camps inauguran mañana en el campus de Sant Joan los laboratorios
Un edificio funcional, de líneas simples y austeras, moderno y muy luminoso alberga desde este curso el Instituto de Neurociencias de Alicante, un centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas).
La nueva sede, ubicada en el campus de Sant Joan d'Alacant, entre el hospital y la Facultad de Medicina, será inaugurado mañana oficialmente por la reina Sofía, junto al secretario de Estado de Universidades, Salvador Ordóñez, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y el rector de la Universidad, Jesús Rodríguez Marín. La inversión total de la obra han sido unos 10 millones de euros, aportados por la Universidad, a través de fondos europeos Feder y la Consejería de Sanidad de la Generalitat. El CSIC asumió el equipamiento material y del mobiliario de la nueva sede.
Los arquitectos Enrique Tallés y Alfonso Casares se encargaron de redactar el proyecto del nuevo edificio. Durante tres años se han prolongado las obras de este centro singular, que dispone de amplios pasillos con grandes ventanales. Un edificio de tres alturas y un sótano, con más de 50 laboratorios de alta investigación, que ocupan una superficie de unos 3.050 metros cuadrados, con otros mil metros más destinados a despachos para los investigadores y 750 metros para oficinas y lugares de reunión.
Carlos Belmonte, director del Instituto de Neurociencias de Alicante, explica que han intentado habilitar un edificio "funcional, moderno y sin grandes pretensiones", un centro de trabajo y de investigación "en el que estamos cómodos y muy a gusto".
Hasta ahora el Instituto estaba hacinado en los edificios de despachos y departamentos de la Facultad de Medicina de Sant Joan d'Alacant, con evidentes problemas de falta de espacio. Ahora las nuevas instalaciones permitirán al centro crecer más y seguir liderando la investigación neurocientífica. "Si uno carece de una estructura no existe, y con estas nuevas instalaciones aumentará la interacción entre los investigadores y tendremos la oportunidad de atraer a más profesionales de alto nivel", explica con entusiasmo su director. Para muestra un botón, en los últimos meses se han incorporado un total de 23 nuevos investigadores de las becas Ramón y Cajal. Entre este joven personal investigador figura Óscar Martín, que es miembro del Comité Europeo de la Ciencia. Se trata de una de las 22 personalidades elegidas por la Unión Europea para este consejo, en el que figura sólo otro español, el investigador Manuel Castells. Marín se formó en la Universidad de California, junto a los expertos en neurobiología, Juan Rubenstein y Tessier-Lavigne. Desde 1998 se incorporó al Instituto en Alicante. También es llamativo el caso de Ángel Barco, premio Marie Curie, que le ha supuesto una beca de 1,5 millones de euros para realizar su investigación. Además los equipos liderados por los investigadores Juan Lerma y Ángela Nieto son de referencia internacional. Según Belmonte la atracción de estos cerebros hasta Alicante tiene un doble efecto, por una parte su prestigio, pero además cada uno de estos investigadores se instala acompañado por un equipo amplio de colaboradores.
Las estadísticas del Instituto de Neurociencias de Alicante producen cierto vértigo. En el año 2000 se gestionaron proyectos de investigación por valor de 1,5 millones de euros y en 2004 alcanzó los 5,4 millones de euros, el impacto de las publicaciones científicas que genera alcanza una media del 6,9, muy superior a la media nacional que está en unos 3 puntos de incidencia.
La nueva sede del Instituto de Neurociencias ha permitido, además de disponer de más espacios para laboratorios y despachos, ampliar, por ejemplo, las unidades de cultivo de tejidos, que antes sólo disponían de una y ahora tienen cuatro. Según Belmonte en estos momentos pueden cultivar células humanas que antes no tenían, y disponen de un microscopio de doble fotón (que ha costado 800.000 euros) y que es un equipo único en Europa.
Pero por encima de todas estas facilidades técnicas, el doctor Carlos Belmonte, destaca "las posibilidades de interacción de la gente en los laboratorios". El Instituto tiene 150 investigadores, de estos 80 son posdoctorados o doctorandos, 30 son funcionarios de plantilla, entre profesores universitarios o catedráticos, y otros 24 tiene un contrato de investigador asociado, además disponen de 35 técnicos administrativos. "Pero tenemos una necesidad imperiosa de contratar a más personal técnico, es frustrante y antieconómico que los investigadores dediquen parte de su tiempo a tareas técnicas y burocráticas", lamenta Belmonte. A su juicio, "si se quieren centros de excelencia investigadora hay que dotarlos de medios no sólo materiales, porque aparatos tenemos, sino también de medios humanos adecuados". Pero la realidad es diferente. "No podemos competir con estabilidad y salario con las empresas privadas", reconoce.
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