Bush promete gastar en reparar los daños del huracán más que en la guerra de Irak
El alcalde de Nueva Orleans comunica a los comerciantes que podrán volver mañana a la ciudad
La reconstrucción de la zona devastada por el huracán Katrina va a costar más que la guerra de Irak. Con su nivel de popularidad bajo mínimos en las encuestas de opinión, el presidente George W. Bush prepara la puesta en marcha de un gigantesco plan para ayudar a las víctimas de la catástrofe y mejorar las condiciones de vida en una de las regiones más pobres del país. Sólo en su primer año, su coste rondará los 200.000 millones de dólares, cifra equivalente a lo que EE UU ha gastado hasta ahora en la ocupación de Irak.
El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, anunció ayer que a partir del sábado, los comerciantes podrían volver a las zonas menos dañadas de la ciudad, incluido el casco histórico. "Es un primer paso. Abriremos esta ciudad y cerca de 200.000 residentes podrán volver y hacer que la ciudad funcione de nuevo", dijo Nagin. Otros barrios tardarán sin embargo meses en recuperarse y volver a ser habitados.
Bush tenía previsto ayer visitar por cuarta vez la zona del desastre, esta vez con la intención de anunciar las líneas generales de su plan de reconstrucción en un discurso televisado a todo el país desde Nueva Orleans en una hora de máxima audiencia. Es el discurso que la oposición demócrata y algunos líderes republicanos del Congreso llevaban varios días pidiendo al presidente, que trata así de tomar la iniciativa y frenar las críticas suscitadas por la lentitud con que las autoridades hicieron frente a la catástrofe.
En su intervención [prevista para las ocho de la tarde, hora local, tres de la madrugada de hoy en la España peninsular], Bush admitiría que su Gobierno no había estado "a la altura" del desafío que ha supuesto el paso del Katrina, según extractos del discurso avanzados anoche por la Casa Blanca. Bush iba a prometer además, ayuda para que los desplazados por el huracán encuentren lo antes posible vivienda, escuelas y puestos de trabajo. Se trata de una tarea sin precedentes, con un coste muy superior a cualquier plan de reconstrucción en la historia del país. Casi 2,5 millones de víctimas del Katrina han solicitado ya subvenciones del Gobierno.
Aunque el Katrina parece no haber erosionado la imagen del presidente, una encuesta de The New York Times muestra que la falta de respuesta en los primeros días del desastre ha incrementado la desconfianza de los estadounidenses hacia sus gobernantes. Un 56% de los encuestados dice no confiar en la capacidad del Ejecutivo para hacer frente a un atentado terrorista o a un desastre natural.
También se esperaba que Bush anunciase medidas para combatir la pobreza reinante en varias zonas afectadas por el Katrina, pobreza que era incluso desconocida para muchos ciudadanos de otras zonas del país antes de que la televisión emitiese imágenes de víctimas abandonadas a su suerte en los primeros días de la tragedia. Antes de que el huracán arrasara la ciudad, el paro alcanzaba el 50% en algunos barrios y uno de cada cuatro habitantes vivía bajo el umbral de la pobreza.
Con su plan de reconstrucción, Bush trata también de acercarse a la minoría negra de EE UU, un grupo social al que el Partido Republicano corteja con vistas a las próximas elecciones presidenciales, en 2008. Según una encuesta de Gallup publicada esta semana por CNN y el diario USA Today, seis de cada diez ciudadanos negros piensan que el hecho de que la mayoría de las víctimas fueran pobres y negras fue un factor determinante en la lentitud con que las autoridades respondieron a la emergencia. Los responsables económicos del Gobierno parecen convencidos de que la economía podrá amortiguar sin grandes problemas el enorme gasto de la reconstrucción. Los expertos calculan que el gasto aumentará el déficit público hasta los 400.000 millones de dólares, justo en el límite del 3% del producto interior bruto (PIB), en el año fiscal que acaba de comenzar.
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