Bush promete gastar más en reparar los daños del Katrina que en la guerra de Irak
El presidente de EE UU ha vuelto a asumir su responsabilidad en la gestión del huracán y ha prometido revisar los planes de emergencia
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha vuelto a asumir esta noche su parte responsabilidad en el desastre del Katrina y ha prometido ayudas millonarias para la reconstrucción de los estados afectados. En un mensaje a la nación desde Nueva Orleans, el presidente ha prometido mejorar los planes en casos de emergencia.
Los trabajos de reconstrucción serán costeados en su mayor parte por el Gobierno federal y supondrán uno de los esfuerzos de reconstrucción "de mayores dimensiones que el mundo jamás haya visto. Cuando haya concluido, los estadounidenses tendrán algo de lo que podrán estar muy orgullosos", ha prometido el presidente.
La reconstrucción no sólo afectará a los edificios, sino también a las condiciones de vida de los habitantes, para eliminar la pobreza y la desigualdad que se vio retratada crudamente en las imágenes de televisión tras el desastre.
El presidente ha destacado como prioridad que los evacuados puedan volver a sus hogares y ha enumerado las medidas que se han tomado, como proveerles de casas móviles, ayudas económicas personales en forma de cheques y la posibilidad de tener una dirección de correos nueva para que puedan estar comunicados. Según ha afirmado, los trabajos de reconstrucción serán realizados por los propios habitantes de los estados afectados.
"No fue un huracán normal"
Bush, que atraviesa los momentos más bajos de su popularidad a raíz del huracán, aseguró que quiere "saber todos los datos sobre la respuesta del Gobierno" al Katrina. "No fue un huracán normal y el sistema normal de asistencia en caso de desastre no estuvo a la altura de las circunstancias", argumentó.
El presidente estadounidense respondió también a una de las principales críticas que se le ha formulado, que la caótica respuesta federal expone la vulnerabilidad del país en caso de otro desastre o de un atentado de grandes dimensiones. "En una época de amenazas terroristas y armas de destrucción masiva, el peligro para nuestros ciudadanos va mucho más allá que una falla sísmica o una llanura susceptible de inundación. Considero la planificación detallada de emergencias una prioridad de seguridad nacional", concluyó.
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