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Reportaje:

Un polémico proyecto

Elorza anuncia que parte de los muebles del Palacio de Aiete se mantendrán para su exposición al público

El Palacio de Aiete de San Sebastián se reconvertirá en una casa de cultura y un instituto especializado en derechos humanos. Hasta ahí, nada nuevo. Pero también expondrá al público el mobiliario de valor que alberga ahora el edificio, construido en 1878 por los duques de Bailén, quienes tuvieron como invitados en más de una ocasión a sus amigos los reyes Alfonso XII y María Cristina. El alcalde donostiarra, Odón Elorza, quiso zanjar ayer de esta manera la polémica que rodea al futuro uso del inmueble.

"Sobre estas bases, no vamos a dar ni un paso atrás", afirmó el primer edil durante su visita con un grupo de periodistas al palacio, un inmueble de 1.800 metros cuadrados adquirido por el Ayuntamiento en 1940 y que sirvió de residencia veraniega al general Francisco Franco. En 1977, dos años después de la muerte del dictador, el consistorio abrió al público los jardines, ideados por Pierre Ducasse, y realizó algunas reformas en el edificio. Su mobiliario fue restaurado, y en algunos casos repuesto, a mediados de los ochenta, pero durante estos casi tres décadas el palacio sólo ha abierto sus puertas para esporádicas reuniones municipales.

El alcalde pretende zanjar las críticas del PNV y de un grupo de ciudadanos

El futuro destino del Palacio de Aiete ha derivado ahora en controversia. El PSE, apoyado por su socio de gobierno, EB, ha adjudicado ya la redacción del proyecto básico, por el que el viejo inmueble albergará un instituto de derechos humanos y parte de la casa de cultura del barrio, ya que el resto del equipamiento quedará en el edificio semienterrado que se construirá en la parte trasera del inmueble.

El PP no ha compartido este proyecto desde el primer momento. Apuesta por destinar el edificio a parador. EA también aboga por darle un uso turístico y habilitar la casa de cultura en otro espacio, como las antiguas caballerizas del palacio. El PNV apoya en principio la idea del equipo de gobierno, aunque en las últimas semanas ha matizado que sólo le dará luz verde si se conserva el mobiliario original. A las posturas de la oposición hay que sumar el malestar de un colectivo de más de 160 ciudadanos, preocupado por el posible desmantelamiento de la decoración, el mobiliario y los espacios interiores de un inmueble al que atribuyen un importante peso histórico.

A todos ellos respondió ayer el alcalde. Al PP le volvió a decir que un parador, además de privatizar el uso del lugar, requeriría también levantar un edificio anexo. A EA le replicó que los lugares que plantea para casa de cultura no cuentan con espacio suficiente para un equipamiento que en el plan previsto supera los 3.300 metros cuadrados.

"Nunca hemos dicho que el edificio fuera a ser vaciado, sino restaurado", respondió al PNV y al colectivo ciudadano. Según anunció, estos últimos, junto a los especialistas en restauración del Museo San Telmo y el equipo que redacta el proyecto de reforma, analizarán qué mobiliario es digno de conservación y exposición. De momento, es seguro que el vestíbulo y el comedor se mantendrán "casi tal cual".

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