La imprevisión como política
Las ayudas previas a Nueva Orleans no figuraban en la agenda de Bush
"No creo que nadie anticipara la ruptura de los diques", dijo el jueves, día 1 de septiembre, el presidente George W. Bush, en referencia a la vía de agua abierta al paso del huracán Katrina en la muralla de diques del lago Pontchartrain. ¿Despiste? ¿Mentira? Calificaciones aparte, los hechos permiten conocer hasta qué punto la ruptura de los diques era o no uno de los escenarios de la crónica de una devastación anunciada.
En el año 2004, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos explicó a la Administración que era necesario reforzar la muralla de diques y elevar su altura ante huracanes de mayor fuerza. Para ello solicitó 11 millones de dólares. El presidente Bush cogió las tijeras y pidió al Congreso 3 millones. El Congreso, a su vez, aprobó 5,5 millones.
Fue un año clave. Por dos cosas: por la experiencia del huracán Iván y precisamente por el recorte de la financiación federal. También por una tercera razón: el tijeretazo provocó la paralización de gran parte del proyecto. Era la primera vez en 37 años que ello ocurría.
Si en el caso de los atentados terroristas del 11-S, el presidente Bush recibió advertencias previas del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, y del responsable de la lucha contraterrorista, Richard Clarke, todas clasificadas y, por tanto secretas, las tensiones por la petición de fondos para reforzar los diques de Nueva Orleans llenaron portadas de periódicos, programas de radio y telediarios. Los ingenieros militares estaban solicitando a Bush dinero para preparar las murallas ante un huracán de grado cuatro o cinco.
Uno de los diarios locales, el Times-Picayune, tituló una de sus informaciones así: "El Cuerpo de Ingenieros alerta: Los diques no están a la altura; muchos no son tan elevados como se pensaba".
Los expertos, por otra parte, no ocultaron sus temores tras la paralización de las obras de reforzamiento. "Parece que el dinero se ha desplazado en el presupuesto del presidente para hacer frente a la seguridad interior y la guerra de Irak, y supongo que es el precio que estamos pagando. Nadie se siente feliz aquí de que los diques no puedan terminarse, y vamos a hacer todo lo posible para mostrar que para nosotros ésta es una cuestión de seguridad", dijo el 8 de junio de 2004 Walter Maestri, jefe de uno de los equipos de emergencia del consejo local de Jefferson, Luisiana, al Times-Picayune.
Otros periódicos fueron todavía más agresivos en sus titulares. El Pittsburgh Post-Gazette, por ejemplo, encabezó así, el 17 de octubre de 2004, la noticia sobre la reducción de la financiación federal: "Nueva Orleans en peligro de inundación. El huracán Iván pasó de largo, pero un impacto directo de otro vendaval inundará sus diques y dejará miles de muertos".
La Administración Bush es blanco a estas horas de críticas por su incapacidad manifiesta para haber garantizado la evacuación y, ahora, la ayuda a las víctimas. Pero las lecciones de estos días, según los expertos, son de largo alcance.
La inundación de Nueva Orleans, al ser una catástrofe meteorológicamente anunciada, no hizo mover un ápice la política económica, fiscal y de medio ambiente que la Administración Bush puso en práctica a partir de 2001. Y ello a pesar de que, como señaló Maestri, estaba en juego una cuestión de seguridad. En la región se concentra el 20% de la capacidad de refino de petróleo de EE UU.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.