Caldes de Malavella no consume agua del grifo por exceso de arsénico
El consistorio pide a las embotelladoras que bajen el precio del agua
Los vecinos de Caldes de Malavella trasiegan este verano garrafas de agua embotellada. No es que súbitamente se hayan dejado seducir por las virtudes de las aguas minerales que se embotellan en sus numerosas fuentes termales, sino que su red de abastecimiento público supera el máximo de 10 microgramos de arsénico por litro fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El consistorio reclama a las empresas embotelladoras, que han multiplicado sus ventas, que sean sensibles con la población de Caldes y rebajen sus precios en el municipio. La sequía, con el consiguiente descenso de la capa freática, ha agravado el problema endémico de los pozos que suministran al depósito municipal, y que son diferentes de los surtidores de la famosa agua termal, a mucho mayor profundidad y en manos de empresas privadas.
"No queremos ser alarmistas, pero nos vimos en la necesidad de hacer un bando ante el temor de que alguien nos pudiera denunciar acusándonos de haberle envenenado", dijo ayer el concejal de Gobernación, Miquel Casas. En dicho bando, fechado el 10 de agosto, se recomienda a la población de Caldes y la urbanización Llac dels Cignes "que se abstenga de consumir agua de la red de una manera continuada para beber o cocinar", aunque añade que puede usarse para ducharse, lavar la ropa o los utensilios de cocina.Casas opina que las embotelladoras del municipio -entre las que se encuentran Eycam Perrier, Vichy Catalán y Nestlé- están "haciendo su agosto" y les reclama "sensibilidad" hacia sus convecinos. Apunta que podrían distribuir envases de mayor tamaño a precios más económicos.
Pere Castillo, responsable de compras del hotel restaurante Esteva, explicó ayer que se han tomado muy en serio el bando municipal e incluso han avisado a sus clientes de que no beban agua del grifo. Castillo asegura que ha duplicado el número de pedidos de agua, lo que supone "un gasto añadido brutal". El incremento de agua le ha obligado a buscar ofertas y a cambiar de proveedor. Aunque la cocina de su establecimiento sólo utiliza agua embotellada, teme que no todo el mundo en el pueblo siga la recomendación del bando. "Creo que hay gente que no se toma esto en serio. Ni siquiera se habla de ello en el bar. Pero hay que encontrar una solución lo antes posible", advierte el hotelero.
El arsénico se encuentra de manera natural en la tierra, aunque también puede proceder de contaminación de fábricas y granjas. Los síntomas del consumo continuado de agua con exceso de arsénico pueden ser náuseas, vómitos, diarrea, ritmo anormal del corazón, daños en los vasos sanguíneos y sensación de hormigueo en las manos y los pies. También puede aumentar el riesgo de algunos cánceres en la vejiga, los pulmones, la piel o el riñón. El consistoriono teme que la contaminación del agua pueda tener efectos adversos sobre el turismo y advierte de que, aunque llueva de inmediato, la solución no llegará antes de cuatro meses. Se ha previsto conectar a la red un nuevo pozo limpio situado a unos tres kilómetros, aunque la solución definitiva sería la conexión con la red del pantano de El Pasteral.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.