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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Grandes maniobras

La incursión de Stefano Ricucci en el accionariado de RCS, holding editorial propietario del mayor diario italiano, el Corriere della Sera, ha suscitado infinidad de teorías y especulaciones en las últimas semanas. Primero, porque constituye el asalto de un especulador inmobiliario de apenas 40 años, que hace 15 trabajaba como mecánico dentista, a una sociedad que reúne a la vieja aristocracia económica del país. Segundo, porque, simultáneamente, Ricucci participa en las batallas por el control de la Banca Nazionale del Lavoro (frente a una OPA del BBVA) y de la Banca Antonveneta (frente a una OPA de ABN Amro) y ha movilizado, según estimaciones bursátiles, hasta 1.800 millones de euros en el múltiple empeño. Los italianos se preguntan de dónde saca Ricucci tanto dinero y si actúa por su cuenta o por la de alguien oculto.

En su calidad de bisagra entre las dos operaciones bancarias y el intento de compra del gran grupo editorial, Ricucci se erige en protagonista de una temporada financiera repleta de escándalos en Italia. Las fiscalías de Roma y de Milán y la autoridad bursátil han abierto investigaciones sobre las presuntas irregularidades cometidas por la Banca Popolare Italiana, el propio Ricucci y varios de sus aliados, y han autorizado a la policía a grabar las conversaciones telefónicas de los sospechosos. De las grabaciones, que debían mantenerse en secreto hasta la celebración de un eventual juicio pero se han filtrado de inmediato a la prensa, emerge un panorama preocupante.

El gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, teórico árbitro imparcial del mercado bancario, aparece como un firme aliado de Popolare Italiana y de Unipol, las entidades que han capitaneado la resistencia a las ofertas de ABN Amro y del BBVA en nombre de la "defensa de la italianidad" del sistema crediticio. La caída de la credibilidad de Fazio y del propio Banco de Italia, tras la difusión de las charlas del gobernador con el consejero delegado de Popolare Italiana, ha sido reconocida por el propio ministro de Economía y ha provocado consecuencias inmediatas. La agencia de calificación de riesgo Standard and Poors empeoró el lunes sus previsiones sobre la economía italiana para 2006 de "estables" a "negativas", y lo justificó por la "pérdida de prestigio del Banco de Italia" y las turbulencias propias de un año electoral.

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De las grabaciones policiales emerge también parte de la red de contactos de Stefano Ricucci, en la que, si es cierto lo que se afirma en las conversaciones intervenidas, figuran Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, como intermediario y representante de un grupo financiero de nombre no desvelado, y el propio Silvio Berlusconi, presidente del Gobierno, dueño de las tres grandes televisiones privadas italianas y principal fortuna del país. La presencia de Aldo Livolsi, miembro del consejo de Fininvest, el holding de Berlusconi, entre los colaboradores de Ricucci hace suponer que Il Cavaliere no es totalmente ajeno a las maniobras del joven inmobiliario. Berlusconi aseguró ayer que los rumores sobre su participación en el intento de compra de RCS eran "un castillo de fantasías y mentiras". Hasta esa declaración, el único comentario del primer ministro sobre el asunto había consistido en una crítica a las escuchas telefónicas y en el anuncio de una ley para restringir a los jueces el derecho a utilizarlas.

Los confusos acontecimientos italianos no son ajenos a España. Berlusconi es propietario de Tele 5. RCS es propietario del diario El Mundo. Y otro grupo italiano, De Agostini, controla con Planeta la mayoría del capital de Antena 3 TV. Cualquier reorganización del sistema de medios de comunicación en Italia (donde sólo los diarios Corriere della Sera y La Repubblica mantienen independencia empresarial respecto al poderoso grupo mediático de Berlusconi y a la televisión pública, controlada también por Il Cavaliere desde el Gobierno) tendría una repercusión inevitable en el mapa informativo español.

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