Ofensiva de violencia callejera en varias localidades de Vizcaya y Guipúzcoa
Un reguero de incidentes de violencia callejera en diversos puntos de Euskadi ha hecho su reaparición este fin de semana como expresión de la ira con la que han reaccionado el entorno de ETA y la ilegalizada Batasuna ante la muerte en Francia del presunto etarra Imanol Gómez. En la madrugada de ayer los sabotajes se concentraron en pueblos de Guipúzcoa, mientras que la víspera afectaron a Vizcaya.
El ataque más grave de los ocurridos ayer fue el lanzamiento de un cóctel mólotov contra la vivienda de la edil socialista de Azpeitia Manuela Uranga, si bien apenas produjo desperfectos en la fachada. En Pasaia, rompieron las lunas de una sucursal del BBVA y en San Sebastián, Mondragón, Soraluze y Tolosa quemaron numerosos contenedores de basura y de reciclaje que requirieron la intervención de los bomberos.
Pero junto a la expresión de ira en momentos puntuales como la muerte o detenciones de militantes, la banda terrorista ha practicado en otros momentos la kale borroka alternada con otras acciones de mayor nivel dentro de su estrategia.
La kale borroka es también para ETA un sustitutivo de baja intensidad de esa violencia que ha practicado y que ahora parece no compensarle, ante el riesgo de que las consecuencias de un atentado con resultado de muerte puedan tener el efecto contrario al que persigue. Utilizada periódicamente de forma selectiva contra electos y sedes de los partidos constitucionalistas, o contra pequeñas empresas, persigue el acoso y la amenaza con el mínimo riesgo para los violentos.
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