Un centro catalán investiga el desarrollo de células madre humanas en embriones de ratón
Los científicos, dirigidos por Izpisúa y Veiga, destruirán los embriones a mitad de gestación
El Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona desarrolla un nuevo proyecto, el quinto autorizado en España, de investigación con células madre humanas. El equipo dirigido por Anna Veiga y Juan Carlos Izpisúa implantará células madre en embriones de ratón, que serán destruidos a mitad de gestación, para conocer la potencialidad de las células madre para diferenciarse en distintos tejidos. La gestación de un ratón dura 18 días, pero al noveno día el feto ha alcanzado un desarrollo equivalente a un feto humano en su séptima semana. El experimento, aún en sus primeras fases de desarrollo, también busca conocer el proceso de desarrollo y diferenciación de las células madre humanas.
"Este experimento nos permite conocer el desarrollo de las células humanas hasta el noveno día, algo que es posible en un embrión implantado a un ratón hembra pero no en un embrión humano", explicó ayer Veiga.
Las células madre son aquellas que tienen la capacidad de diferenciarse y acabar formando células de cualquier tejido humano, lo que abre la puerta a reparar en un enfermo sus tejidos dañados, irrecuperables actualmente para la medicina, como las células productoras de insulina en diabéticos o las neuronas en afectados por el Parkinson.
El reto, sin embargo, es conocer qué líneas o cultivos de células madre tienen mayor capacidad para formar nuevos tejidos y los mecanismos exactos que les llevan a hacerlo. Para su desarrollo, estas células necesitan formar parte de un embrión implantado en un ser vivo cuyo desarrollo pueda detenerse para ser extraído de la madre y estudiado en un laboratorio. "Descubrir qué células madre se desarrollarán y diferenciarán mejor será clave para el avance de la medicina regenerativa. Lógicamente, no podemos implantar un embrión humano a una mujer para luego extraerlo y estudiarlo, algo que sí podemos hacer con un ratón", afirmó Veiga. Agustín Zapata, subdirector general de Investigación en Terapia Celular del Instituto Carlos III, organismo del Ministerio de Sanidad encargado de autorizar las investigaciones con células madre, destacó que este experimento "cumple todos los requisitos éticos" y "supone un avance para conocer qué células madre pueden ser en el futuro más utilizables en medicina".
El experimento, que se encuentra en sus primeras fases, consiste en implantar en un blastocisto de ratón (fase del desarrollo embrionario anterior a la implantación en el útero, en el que el embrión está formado por un grupo de entre 100 y 200 células), un número variable de células madre humanas. Luego, el embrión es implantado en un ratón hembra y se deja desarrollar durante un periodo máximo de nueve días.
"El posterior análisis del embrión nos permitirá saber hacia qué tejidos han iniciado su diferenciación las células madre humanas", explico Veiga en el marco del Curso de Periodismo Científico que la Escuela de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid, con el patrocinio de la Fundación BBVA, desarrollan esta semana en Alameda del Valle (Madrid).
Un punto importante del experimento es que las células humanas y de ratón no comparten material genético, sino que cada grupo conserva sus propias características. Pero al desarrollarse juntos, unos y otros sí comparten los factores externos que conducen a la diferenciación de los tejidos.Veiga y Zapata insisten en que deben evitarse "mensajes alarmistas" sobre el supuesto desarrollo de un ratón con características humanas. "Eso es imposible porque sería inviable", sostiene Zapata. "El embrión se desarrolla sólo hasta el noveno o décimo día, después de lo cual se destruye", añade.
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