Bush promete despidos si se han cometido delitos en el 'caso Plame'
George W. Bush dijo ayer que si alguna persona que trabaja para la Casa Blanca ha cometido un delito "no seguirá trabajando en el Gobierno". El presidente se refería al caso Plame, la filtración, hace ahora dos años, del nombre de una agente secreta de la CIA. El presidente no se pronunció sobre el papel desempeñado por su principal asesor político, Karl Rove, en el centro de todas las sospechas. "Lo mejor es esperar hasta que la investigación se complete, antes de precipitarse en las conclusiones. Nos encontramos ante una investigación seria, y la prensa está sirviendo de escenario", explicó Bush al primer ministro de India, Manmohan Singh, de visita en Washington. A continuación, aseguró: "Me gustaría que esto acabara tan rápido como sea posible. Si alguien ha cometido un delito, no seguirá trabajando en el Gobierno".
Bush, que hace un año sugirió algo similar, hizo ayer estas declaraciones después de que el periodista Matt Cooper, uno de los que recibieron la filtración, escribió en el semanario Time que al primero que él había escuchado hablar del asunto fue a Rove. La revelación inicial no se publicó en Time, sino en The Washington Post y los diarios que publican las columnas de Bob Novak. Novak citaba a dos fuentes de la Administración, y el objetivo de su información no era desvelar el nombre de Valerie Plame -aunque lo hizo-, sino desprestigiar a su marido, el ex diplomático Joseph Wilson, que había criticado al Gobierno por no tener en cuenta un informe suyo en el que decía que no había encontrado pruebas de la compra de uranio en Níger por parte de Irak.
De la investigación abierta se sabe que Rove habló al menos con Cooper y que le confirmó que la mujer de Wilson había logrado que su marido fuera a la misión de Níger. El abogado de Rove ha dicho que la conversación tuvo lugar, pero que Rove supo por primera vez del caso a través de un periodista, y que nunca mencionó a Cooper el nombre de la mujer ni su cargo. El matiz es importante, porque la ley castiga al que, a sabiendas, desvele el nombre de un agente secreto. A pesar de la enorme presión política, si el fiscal no logra demostrar que Rove quebró la ley, Bush no tendrá que despedirle. La periodista Judith Miller, de The New York Times, que no escribió sobre el asunto pero sí hizo llamadas telefónicas, está en la cárcel desde hace 13 días por negarse a declarar sobre el caso.
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