¡Lapurretan! (¡A robar!)
Sostiene el autor que los recursos pesqueros del Cantábrico, escasearán o desaparecerán si no ser toman medidas de calado
Según me dicta mi propia experiencia, los bermeanos son verdaderos maestros en el uso idóneo de las palabras -ya sean dichas en vascuence o castellano- y en el acierto en la asignación de apodos. Es bien sabido que, cuando alguno de ellos va a pescar y se le pregunta en vascuence a donde va, dirá: ¡lapurretan! (¡a robar!), porque son conscientes de que la pesca de especies salvajes es, con los medios actuales, la esquilmación sistemática de un recurso natural ya muy reducido, y que nos pertenece a todos, no solamente a nosotros, sino también a nuestros descendientes. Sostenibilidad o depredación incontrolada de los limitados recursos naturales, es el asunto clave y en el que todos estamos ineludiblemente involucrados. La anchoa es solamente un indicador.
En los últimos treinta años nuestro caladero ha sido sobreexplotado hasta su extenuación
La anchoa se encuentra en situación crítica y en trance de desaparición como pesquería industrial
Los bermeanos, hace ya tiempo que se dieron cuenta de lo que iba a acontecer, de tal suerte, que los mas emprendedores o visionarios comenzaron a "pensar en global" y a construir entonces lo que hoy es la mayor flota atunera-congeladora del mundo. Una sofisticada flota de pesca de altura, muy rentable, con la que roban, anualmente, unos cuantos millones de kilos de atunes por todos los océanos cálidos del planeta. Formada por barcos que utilizan "redes de jareta" de tres kilómetros de largo por medio de profundidad, capaces de pescar unos cientos de toneladas de atún de una sola largada.
Desde los años cincuenta y especialmente en los últimos treinta años sobre todo, debido al gran número de barcos existente y al rápido desarrollo de una avanzada tecnología, cada vez mas capacitada para perseguir, localizar, capturar, almacenar, conservar y transportar la pesca, nuestro caladero ha sido irracionalmente sobreexplotado hasta su total extenuación y la pesca de bajura se encuentra ya en un franco declive que, hoy, parece irreversible, debido al escaso volumen de la biomasa actual y a su incierta y difícil recuperación. Indudablemente, también la contaminación industrial y los cambios de temperaturas y corrientes marinas han influido en el desastre de la actual situación. El rápido agotamiento causado al caladero, ha dado lugar a una permanente situación de crisis que afecta social, económica y laboralmente a un gran número de comunidades costeras, que vivían de los barcos de bajura.Sus antiguas tripulaciones están siendo sustituidas por tripulaciones de emigrantes (senegaleses, caboverdianos, peruanos, etc.), que aceptan condiciones económicas, laborales y de vida a bordo sensiblemente inferiores. Los nativos buscan mejorar sus condiciones de vida y de trabajo (económicas y ergonómicas), con cualquier otro empleo, bien sea en tierra o en la pesca de altura.
Cabe afirmar algo que los informes científicos vienen avalando desde el año 2.001: la anchoa del Cantábrico se encuentra en situación crítica y en trance de desaparición como pesquería industrial. Según estiman los responsables científicos, bien sean los franceses del IFREMER o los españoles de ASTI, la biomasa actual de anchoa del Cantábrico se cifra entre las 7.000 y las 9.000 toneladas; menos de la mitad de lo que se considera el mínimo para que su desaparición como pesca industrial no sea irreversible. Su poder de recuperación es grande, debido a la gran cantidad de huevas de sus puestas, pero su ciclo de vida es corto (alrededor de tres años). ¿Otra especie más en peligro? ¿Quién se asombra? Ya hemos sido testigos de la desaparición del besugo y de la merluza en nuestra costa, también de la creciente escasez de chicharros, rapes, langostas, centollos, etc. Como consuelo de tontos, constatamos que, en muchos otros lugares, también se han extinguido otras tradicionales pesquerías, como el Bacalao Noruego, la Sardina de Monterrey, la Anchoeta Peruana, el Calamar Argentino...etc.
¡Faltsue! (¡Mentira!) ¡Faltsue! repite un cofrade imprudente e impetuoso ante los medios de comunicación. Al parecer, a nadie sorprende ya, la, a mi modo de ver, insensata, injusta y reiterativa actitud de algunos pescadores vascos, que con sus cofrades al frente, no paran de echar la culpa a los franceses o a la Administración española de mentir y de hacerles totalmente responsables de la situación actual, sin analizar el asunto en profundidad, ni, mucho menos, esbozar la mas mínima autocrítica en lo que se refiere a su propia responsabilidad en lo acontecido. Pero, ¿Quién ha forzado, año tras año, a la Administración española a solicitar y obtener altas cuotas de la UE; como las 30.000 toneladas de anchoa firmadas para este año, según el acuerdo de Arcachon, sabiendo, fehacientemente, que eran imposibles de pescar, por inexistentes, y que ya desde el año 2.001, los informes aconsejaban una reducción drástica del esfuerzo pesquero, a fin de que la especie se recuperara? Además, ¿Quién no se acuerda, de las miles de toneladas de anchoas muertas vertidas al mar en tiempos recientes, por pura avaricia; bien porque no hacían el precio suficiente en la descarga, o por la posibilidad de capturar pesca de mayor tamaño, un poco más cara? ¿Egie da ala ez? (¿Es cierto o no?). Aunque hay otros muchos ejemplos de vertido a la mar en otras partes, generalmente, por descarte de especies que no son objeto de la pesquería eso no es disculpa. Evidentemente, los vascos también capturamos alevines con mallas de tamaño ilegal. ¿Como se puede hablar aquí de pesca responsable, cuando sabemos que un camión, procedente de Ondarroa, fue detenido en Markina, en fecha reciente, cargado con merluzas juveniles, pescadas seguramente en aguas francesas; cariocas cuyo tamaño era inferior a la mitad de lo permitido?
Los generosos recursos pesqueros del Cantábrico, que durante siglos se creían ilimitados, y que servían de inagotable fuente de aprovisionamiento y sostén a muchas comunidades costeras, escasearan o desaparecerán si no se toman medidas de calado. Tenemos la mayor flota pesquera de la UE; todavía está sobredimensionada a pesar de haber sufrido diversas reconversiones, ventas y desguaces. Nuestra flota de bajura del Cantábrico es aún excesiva (con más de 200 barcos) y poco rentable por anticuada, lo que requiere de mucha mano de obra, factor que dispara los costos. Barcos que van a pescar cada vez más lejos y con viejos motores que gastan demasiado. Otra reducción de flota y tripulantes será necesaria, desgraciadamente. Como en casos precedentes, se hace patente la necesidad de una información clara y un arduo trabajo de concienciación en algo tan sensible y complicado como reconvertir la flota, buscar empleos alternativos o resarcir a los excedentes laborales de los mas de tres mil pescadores españoles dedicados a esta pesquería en el Cantábrico, lo que precisará de la ayuda de las distintas Administraciones y de la UE. No basta que un gran número de ayuntamientos costeros del Cantábrico hayan formado una plataforma de apoyo a los pescadores de bajura, indudable fuente de riqueza y de empleo local, instando y presionando al Gobierno para que en sus negociaciones con la UE y Francia defienda con mas ímpetu, si cabe sus pretensiones, aunque, muchas veces, sean inasumibles, por disparatadas o injustas.
Volviendo al candente asunto de la anchoa, que para los pescadores de bajura, esta especie supone un 60% del total de lo que esperan obtener en el cómputo anual, siendo los túnidos el 40% restante. Ambas especies son pelágicas (nadan en superficie) y emigrantes estacionales. A estos pescadores se les plantea un crudo paradigma a corto plazo: el cierre temporal de la pesquería o la desaparición de la misma. La campaña ha sido un desastre. El futuro es incierto e inquietante para ellos. La cuestión es muy sencilla pero de fondo: o acordamos, urgentemente, junto con los franceses una larga veda, para poder lograr, con suerte, una recuperación aceptable de la biomasa de esta especie cantábrica y después reducimos el esfuerzo pesquero a lo realmente razonable para hacerlo sostenible o, habremos hecho realidad un cúmulo de antiguos refranes, muy atinados, especialmente adecuados a los individuos de cortas miras, además de imprevisores y también a otros mas egoístas y avariciosos que auguran: "pan para hoy y hambre para mañana" "la avaricia rompe el saco" "matar la gallina..." Y si, desgraciadamente, los augurios se cumplen, pasará como en la mar, culpables seremos todos, cada uno según nuestro grado de implicación o responsabilidad. Unos por persistir en sus acciones y otros por no evitarlas.
Joseba Markaida es responsable de biodiversidad del PSE
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.