Una hipoteca para la formación
Los ministros de Educación de Iberoamérica llevan reclamando desde hace tiempo el canje de deuda externa por educación. La primera vez que se mencionó esta petición fue en la XIII Conferencia Iberoamericana en Tarija (Bolivia) hace dos años. Los promotores principales de esta iniciativa fueron los titulares de Educación en Argentina y Brasil. En la siguiente conferencia, que se llevó a cabo en Costa Rica, los ministros de Educación encargaron ya expresamente a la Organización de Estados Iberoamericanos y al Ministerio de Educación español la preparación de un encuentro para abordar este proyecto.
Fue en septiembre pasado, cuando el propio Zapatero presentó ante la ONU la condonación de la deuda asociada al empleo de los fondos conmutados en proyectos educativos concretos como una herramienta de cooperación. El Gobierno español todavía no ha precisado el monto de crédito que está dispuesto a condonar. En octubre tendrá lugar la XV Cumbre Iberoamericana.
A la mayor parte de los países iberoamericanos, el peso de su deuda les impide, entre otras cosas, dedicar mayor presupuesto a educación. Con esta medida que ahora se baraja, de una deuda de, por ejemplo, 41,3 millones de euros, un país se podría quedar con un 15% a fondo perdido para incrementar los programas educativos.
En la mayor parte de estos países, el gasto por estudiante es casi 20 veces menor que el que realizan de media los países de la OCDE, según un informe de Intermón Oxfam. Precisamente, uno de los problemas que azota sus sistemas educativos es la escasa preparación del profesorado y sus exiguos salarios por falta de financiación.
Como consecuencia de esto, el aprendizaje de los niños es muy bajo y los niveles de deserción del alumnado muy alto. Sólo el 66% de los estudiantes de primaria terminan 4º curso y únicamente la mitad, 6º. A diferencia de otras zonas pobres del planeta, las tasas de matriculación entre niños y niñas son semejantes. En la etapa de educación secundaria, donde sólo uno de cada tres niños la estudia, el número de chicas que continúa estudiando es incluso más numeroso.
La población más perjudicada por la exclusión de la educación son sobre todo la juventud indígena y los habitantes de las zonas rurales y urbano marginales. La falta de adecuación entre las materias que se imparten y las necesidades reales con las que se enfrentan cada día la población, es otra de las deficiencias que sufren.
Con todo ello, el objetivo de estos países es ofrecer una educación de calidad: no se conforman con que los chicos asistan a la escuela para tener un certificado. La meta es que aprendan.
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