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Reportaje:APUNTES

Una biotecnología más agroalimentaria

La Politécnica ofrece desde el próximo curso la titulación, que la Universitat de València solicitó sin éxito y pretendía ofrecer con un mayor peso en el área de la salud

Ignacio Zafra

La Universidad Politécnica de Valencia impartirá desde el próximo curso la titulación de Biotecnología. Cuatro cursos, 300 créditos y 50 plazas para una carrera con cartel futurista. La biotecnología engloba varias áreas. Las dos principales, señala el profesor de Genética Jaime Prohens, están relacionadas con la agroalimentación, y con la salud, humana y animal. A cierta distancia hay otros campos, como el ambiental, que ofrece salidas tan de actualidad como la depuración de aguas.

Prohens describe un presente inquieto y un futuro prometedor para los licenciados de una titulación que sólo se impartía en Madrid, Barcelona y Sevilla. Citando datos del informe 2004 de la Asociación Española de Bioempresas, el profesor asegura que en los últimos tres años las empresas españolas relacionadas con el sector han crecido más de un 50%; hay 100 compañías centradas en la biotecnología, que dan empleo a 1.571 científicos y dedican un 73% de sus inversiones a Investigación y Desarrollo. Junto a ellas conviven 269 empresas, "parcialmente biotecnológicas", que facturan 8.550 millones de euros y ocupan a 19.000 trabajadores.

El sector está todavía lejos de los países europeos más adelantados -Alemania y Reino Unido- y es raquítico comparado con los Estados Unidos lo que, según Prohens, significa que conserva "amplias posibilidades de crecimiento".

Los dos primeros cursos comprenden materias básicas -biología, química, genética...- y los dos últimos buscan la especialización. La Politécnica pretende abarcar todas las ramas de la biotecnología, pero la tendencia natural serán las plantas.

Para empezar porque entre los docentes habrá un alto número de profesores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, y en ella tendrá sus instalaciones. Prohens, que pertenece a la escuela, afirma que las dos ramas primordiales de la biotecnología tienen una importancia parecida; que el sector de la agroalimentación, que incluye los cultivos transgénicos, representa el 41% del mercado biotecnológico español y que éste tiene una "tradición y carácter estratégico" especial en el caso valenciano.

Su compañero Ramón Franco no opina lo mismo. Para el catedrático del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas de la Politécnica "el 90%" de la biotecnología es salud. Puesto que la universidad no dispone de este tipo de estudios, la solución pasa por "fichar" profesores.

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Las salidas laborales para los biotecnólogos en el campo de la salud tienen detrás la envergadura de las compañías farmacéuticas. La circunstancia devuelve cierto interés al debate sobre quién debía hacerse con la carrera. Una disputa que enfrentó el año pasado a la Politécnica y a la Universitat de València, después de que ambas solicitaran la carrera.

La Generalitat acabó concediendo Biotecnología, Ingeniería Aeronáutica y Humanidades a la Politécnica. La Universitat de València recibió Ciencias Políticas y de la Administración, Traducción e Interpretación y los segundos ciclos de Criminología y Humanidades.

Justo Nieto, por entonces rector de la Politécnica y poco después consejero de Empresa, Universidad y Ciencia, abandonó feliz la reunión en la que fue comunicado el reparto oficialmente. El rector de la Universitat, Francisco Tomás, no tanto.

La versión de Ramón Franco es que en realidad "no hubo ninguna competición" porque Biotecnología "no era una prioridad para el equipo rectoral de la Universitat de València". Franco afirma que la carrera figuraba en los últimos puestos de las 14 peticiones presentadas por Tomás, mientras que la Politécnica la pidió con ahínco junto a otros dos títulos.

El decano de Ciencias Biológicas de la Universitat de València, Javier Mayans, rechaza la interpretación. Asegura que la institución tenía una gran voluntad de hacerse con la carrera y opina que la decisión del gobierno autonómico resultó "extraña". Mayans añade que la Universitat disponía de "todos los recursos y las infraestructuras" necesarios para implantarla; que "el 80%" del primer ciclo hubiera sido prácticamente idéntico al de Biológicas; que su universidad dispone de estudios muy relacionados, como Química y Farmacia, al contrario que la Politécnica, y que la nueva carrera habría venido a ocupar el espacio dejado por el descenso en la matrícula de su titulación.

¿Y haberla impartido a medias? "Eso ya se intentó con Tecnología de los Alimentos", dice Franco, "y fue imposible llegar a un acuerdo".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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