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Reportaje:TERROR EN LONDRES | La experiencia española

Las lecciones del 11-M están sobre la mesa del Mi5

El CNI y la policía española comparten su experiencia con las autoridades de Londres

José María Irujo

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la policía se mantuvieron ayer en contacto permanente con el Mi5 y Scotland Yard, sus servicios homólogos británicos, para intercambiar información y refrescar la estrategia empleada tras el 11-M, que logró localizar en un piso de Leganés al comando islamista que perpetró la matanza de Atocha.

Ahora hay una prioridad sobre cualquier otra: saber si los terroristas que atacaron el jueves los vagones de metro y autobuses de Londres disponen de más explosivos para seguir matando, algo que sí ocurrió en Madrid y que mantuvo en vilo a la cúpula policial española. "Los ingleses no lo saben. Ése es el problema", dice un mando de los servicios de inteligencia españoles cuyos agentes están en contacto con el Mi5. "Si tienes controladas a 50 células y se escapa la 51, no hay nada que hacer. Se les ha ido un hilo y ha ocurrido el atentado. Así de sencillo. Son los mejores en este terreno y han fallado pese a estar muy bien preparados".

La prioridad es saber si, como en Madrid, los terroristas disponen de más explosivos
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Las bombas estaban en el suelo de los vagones

¿Seguirán atacando los autores de la matanza de Londres? ¿Quiénes son y dónde están? Ésas son las preguntas que se hace la policía británica cuando todavía se siguen contabilizando muertos y heridos. Para responder a esos interrogantes, los jefes de la unidad antiterrorista del Mi5 han establecido contacto con el CNI y la policía española. La similitud de los atentados de Madrid y Londres han colocado a nuestros servicios de información en una posición preferente para colaborar en la búsqueda de los terroristas. "Es una desgracia, pero en este terreno, hoy en Europa, somos la referencia", aseguraba ayer un responsable policial. De hecho, un equipo de agentes de la UCIE y de especialistas en desactivación de explosivos (Tedax) viajó ayer a Londres.

El paralelismo de la matanza londinense y la madrileña ha sido una de las claves para que el Mi5, servicio de espionaje, que se ocupa de la información interior en Reino Unido, apuntara desde el primer instante a Al Qaeda y a sus grupos asociados como autores del atentado. Otros ataques en Estambul (Turquía) e Indonesia tuvieron alguna similitud, pero el atentado de Madrid parece la fuente de inspiración de la que han bebido los que el jueves sembraron de sangre y terror el metro y las calles de Londres.

¿Cuáles han sido las coincidencias?

1. En las dos ciudades, el objetivo fue un medio de comunicación terrestre. Los transportes (aviones en el 11-S, trenes en el 11-M y barcos en el ataque al destructor Cole) fascinan a las células de Al Qaeda.

2. Los terroristas eligieron cuatro objetivos y espaciaron las explosiones. Exactamente igual que en los ataques perpetrados en Estados Unidos y Madrid.

3. El golpe lo preparó y ejecutó un grupo numeroso de yihadistas, los necesarios para colocar todas las bombas.

4. La acción terrorista también se ha registrado un jueves. Sólo faltó que fuera el 11 de julio para que se cumpliera toda la simbología que rodea esta clase de acciones. "No descartamos que los autores del atentado lo tuvieran preparado para ese día y lo adelantaran por la repercusión que había tenido la elección de Londres como sede olímpica y la coincidencia con la celebración de la cumbre del G-8", especula un analista de la policía. Hasta ahora, Al Qaeda y sus yihadistas locales han ocupado tres fatídicos 11 del calendario: el 11-S en Nueva York (2001), el 11-A en Yerba (Túnez) (2002) y el 11-M en Madrid (2004).

Al igual que en Madrid, saber si hubo suicidas en el ataque de Londres es primordial. Si no fuera así, como en principio parece, el riesgo se multiplica porque los terroristas pueden seguir matando. Jamal Ahmidan, Allekema Lamari y Serhane Ben Abdelmajid, los jefes de la célula local de Al Qaeda que perpetró el 11-M, tenían previsto "un baño de sangre" si no se les hubiera neutralizado en un piso de Leganés (Madrid). Su suicidio colectivo, junto con otros cuatro terroristas, es otro de los temas que analizan los servicios españoles con sus homólogos en Londres. La muerte de los siete terroristas en la capital de España marcó un antes y un después en la lucha contra el terrorismo internacional en territorio europeo. Fue el primer caso de suicidio yihadista en este continente y los especialistas temieron que provocara un efecto de contagio. "Nuestros colegas [británicos] examinan con mucha preocupación esa posibilidad. Les hemos aconsejado que se pongan en el peor de los supuestos, pero la clave está en saber si disponen de más explosivo", señala un responsable encargado de la cooperación internacional.

La historia reciente del 11-M se ha puesto sobre la mesa de los responsables del Mi5 y de Scotland Yard por si se repite desde el principio hasta el final. Por si se puede sacar alguna lección y evitar males mayores. También se han brindado a los británicos los datos más recientes de que se dispone en España sobre conexiones con yihadistas afincados en el Reino Unido, pero hasta el momento no aparece ninguna conexión. "Ni en España ni en otros países se tenía ninguna pista concreta de este ataque. Igual que en el 11-M", señala un jefe de un servicio de inteligencia.

¿Seguirán atacando los autores de la matanza de Londres? Ésa es la pregunta que ayer se hacían en las sedes de los servicios de información de toda Europa.

John Steadman muestra en la puerta del Royal Hospital de Londres una foto de su cuñado, Phillip Russell, de quien no tiene noticias desde el jueves, el día de los atentados.
John Steadman muestra en la puerta del Royal Hospital de Londres una foto de su cuñado, Phillip Russell, de quien no tiene noticias desde el jueves, el día de los atentados.REUTERS

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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