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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un gran proyecto

La Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Rusia, China y Corea del Sur se han puesto de acuerdo, después de años de negociaciones, sobre la localización en Francia del proyecto ITER. Se trata de un enorme reactor experimental cuyo objetivo es demostrar la viabilidad de generar energía de forma controlada a partir de reacciones de fusión nuclear en las que isótopos de hidrógeno se unen para formar átomos de helio. La masa de las partículas resultantes en el proceso de fusión es menor que la de las iniciales y esa diferencia se desprende en forma de energía. Es lo que ocurre en el interior del Sol y las estrellas y que genera la energía que radian al espacio. Reproducir las condiciones de la fusión nuclear en un dispositivo experimental en la Tierra es un gran reto. E implica un programa de desarrollo tecnológico tan largo y costoso que sólo puede ser abordado a escala planetaria.

El acuerdo es una gran noticia tras el retraso debido a la pugna entre la UE y Japón por albergar el laboratorio. El proyecto conlleva un gasto total de 10.000 millones de euros entre la construcción y los 20 años previstos de operación. No será la panacea que resuelva el suministro de energía en el mundo, pero supone una etapa crucial en tal sentido. El interés de este tipo de proyectos está en su desarrollo movilizando ingentes recursos que estimulan la actividad industrial y la innovación tecnológica. La nueva fuente de energía, cuando se domine, será prácticamente inagotable y limpia. Pero su carácter de promesa a largo plazo y su complejidad hacen impensable que se convierta en la única disponible. Es preciso, por tanto, seguir desarrollando otras fuentes de energía.

España tiene una presencia notable en este campo de investigación gracias al programa de fusión nuclear que nació y sigue desarrollándose en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), uno de cuyos departamentos es el Laboratorio Nacional de Fusión por Confinamiento Magnético. La existencia de ese laboratorio hizo posible una excelente propuesta para que el ITER se construyera en nuestro país, en Vandellòs, en concurrencia con Cadarache, donde se ubicará. La UE se comprometió a que el centro administrativo y de contratación tenga su sede en España, concretamente en Barcelona, y tenga amplias responsabilidades en la definición y asignación de contratos industriales para los componentes y servicios financiados por Europa. Es una magnífica oportunidad para la industria europea, y la española, que deben aprovechar y que, ya desde sus inicios, empieza a dar sus frutos.

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