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Vizcaya opta por el plan de residuos más costoso

La Diputación de Vizcaya prevé gastarse cerca de 162 millones de euros en su nuevo plan de gestión de residuos urbanos, que prevé la ampliación de la actual incineradora de basuras en casi 100.000 toneladas más (ahora tiene una capacidad de 230.000 anuales) y construir una planta de tratamiento mecánico-biológico (separa el material aprovechable y la materia orgánica de la bolsa de basura).

Todos los partidos de las Juntas vizcaínas, salvo Ezker Batua, han consensuado un documento que deberá aprobarse a finales de este año. El texto se decanta por la más cara de las tres opciones barajadas y descarta infraestructuras como plantas de gasificación. El plan elegido era el que defendía el Departamento foral de Medio Ambiente, que lo calificó como "el más correcto medioambientalmente", y el que ofrece un mayor aprovechamiento material y energético.

El debate en las Juntas, que se ha prolongado durante más de medio año, ha propiciado la introducción de asuntos como la obligatoriedad de la titularidad pública mayoritaria en las nuevas infraestructuras de tratamiento de residuos. Con ello se pretende evitar lo ocurrido con la incineradora de Zabalgarbi, que se halla todavía en fase de pruebas. En su gestación era mayoritariamente pública y la iniciativa privada tiene ahora el 55% del accionariado. Además, se excluye a los desechos de construcción y demolición del ámbito del plan y existe un compromiso de fijar una tasa real del coste del tratamiento de la basura en cada municipio, con incentivos a quienes realicen una mejora de gestión.

Este documento será el II Plan de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos, tras el primero que tuvo vigencia entre 1997 y 2001. En este caso el horizonte es mayor, hasta 2016, y se pretende doblar el índice de reciclaje y alcanzar el 60%.

La plataforma Ekologistak Martxan, que hace unos meses ya mostró su rechazo al borrador del plan, ha censurado que la Diputación elija "el escenario más caro" y opte por la planta de tratamiento mecánico-biológico como "única alternativa" a la incineración. "Cuesta 30 millones de euros, produce más de un 70% de residuos secundarios y sólo se consigue alcanzar un reciclaje del 6%", señala. Califica el plan de "continuista" y defiende el quinto contenedor para el reciclaje de la materia orgánica y construir plantas de compost.

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