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Lula estudia sacrificar al ministro Dirceu por la trama de corrupción

El presidente brasileño afronta su peor crisis

Juan Arias

El impactante testimonio del diputado brasileño Roberto Jefferson, que en la noche del martes describió ante el Parlamento las redes de corrupción del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT), va a ser un revulsivo en la vida política. Por lo pronto, el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien Jefferson presentó como una víctima secuestrada por la cúpula de su Gobierno y su partido, se enfrenta a la necesidad de sacrificar a su brazo derecho, el superministro José Dirceu, el gran acusado de la trama.

El interrogatorio del llamado "hombre bomba" del Partido del Trabajo de Brasil (PTB) duró siete horas. Jefferson, que enfrenta a su vez una acusación por delitos electorales, describió con detalle los sobornos a diputados opositores al PT. "A partir de las acusaciones de Jefferson, el sistema político de este país ya no podrá ser el mismo", afirmaba ayer el diario Jornal do Brasil. Y añadía: "Guste o no, la intervención del presidente del PTB sacó a la luz las vísceras de un sistema político podrido".

Existe la convicción de que Lula tiene que "cortar en carne propia", como él mismo prometió. Deberá comenzar por sacrificar, en su Gobierno, a José Dirceu, el poderoso ministro de la Casa Civil, y en su partido, al no menos poderoso tesorero, Delubio Soares, y al secretario del PT, Silvio Pereira, los hombres encargados de "las maletas con millones", que se reunían en una sala del palacio de la Presidencia, a dos pasos del despacho de Lula. "Dirceu estaba informado absolutamente de todo lo que pasaba", dijo Jefferson enfático. Y con él, el presidente del PT, José Genoino.

El proceso contra Jefferson durará aún tres meses y podría acabar en una condena por delito electoral. Sin embargo, la impresión que dejó su intervención, teatral y precisa al mismo tiempo, es que con la suya rodarán también muchas cabezas.

El diputado desveló encuentros en su casa con el mismísimo Lula y con otros ministros, como Dirceu o Aldo Rebelo, el titular de Coordinación Política. Describió incluso las etiquetas que envolvían los fajos de billetes para comprar a los diputados, que procedían del Banco de Brasil y el Banco Rural.

Jefferson, de 52 años, es un brillante abogado criminalista que lleva media vida en los meandros del poder. En su intervención, comenzó admitiendo que aceptó cuatro millones de reales (1.3 millones de euros) del PT para las campañas electorales de su partido, que hoy tiene 48 diputados y ha sido el gran apoyo del Gobierno.

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Ametrallado a preguntas por los 15 miembros de la Comisión de Ética, que querían saber por qué denunciaba ahora un escándalo que conocía desde 2003, respondió irónico: "Parece que estoy hablando ante un convento de vírgenes inocentes. ¿Cuántos de los presentes no conocían también lo que estaba pasando y se callaron?". Jefferson afirmó que por lo menos él había denunciado el caso a cinco ministros, al presidente del PT y dos veces al propio presidente de la República. El diputado añadió que el gran error del Gobierno de Lula, al tener que gobernar sin mayoría parlamentaria, fue el "haber preferido alquilar a los diputados en vez de compartir con ellos el poder, discutiendo juntos los proyectos políticos y haciendo un verdadero Gobierno de coalición". "Prefirieron comprarnos como a simples prostitutas", añadió.

Jefferson fue muy detallista en sus acusaciones y reveló el nombre del personaje que facilitaba el dinero al PT: era Marcos Valerio, socio de la empresa SMP&B y DN, que lleva la publicidad del Banco de Brasil y de Correos. Cuando aún no había acabado el interrogatorio del diputado, la secretaria de Valerio, Fernanda Ramos, confirmaba a la revista Istoé-Dinero los encuentros secretos de su jefe con Delubio, Pereira, Genoino y Dirceu, siempre en "hoteles de distintas ciudades", y explicaba que ella preparaba los fajos de billetes para los pagos. Ramos dijo que guarda la agenda de esas reuniones.

Si bien Jefferson exculpó a Lula, su situación ante la opinión pública es comprometida. Si no conocía algo tan grave, es preocupante. Si sabía y no hizo nada, aún peor. Y si, como afirmó Jefferson, se trata de un presidente "secuestrado por la cúpula del Gobierno y del PT", la cosa empeora. Quizás por eso, el escritor Zuenir Ventura aconsejó ayer a Lula que renuncie a presentarse a la reelección el año próximo.

El presidente Lula, durante un discurso ayer en Brasilia.
El presidente Lula, durante un discurso ayer en Brasilia.ASSOCIATED PRESS

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