Viaje para la esperanza
Lazo, un niño del kurdistán iraquí, llega a Madrid para ser operado de una malformación congénita incurable en su país
Cuando se abrieron las puertas de la sala de espera número 1 del aeropuerto de Barajas, Sara no pudo aguantar más. Demasiadas emociones juntas en demasiado poco tiempo. Vio a su tío Rahim y rompió a llorar. La vida de Sara ha dado un giro en la última semana. Hace siete días era madre de un niño de apenas 50 días condenado a morir en unas semanas por una malformación congénita en el corazón. Ayer llegó a Madrid, donde un equipo de médicos del hospital Gregorio Marañón espera a ese hijo, Lazo, para operarle. Una intervención que pagará la Comunidad de Madrid. Después de bajarse del que era el primer avión de su vida, la cara de Sara Hassan irradiaba felicidad.
Lazo es el último de más de 150 niños traídos a España por la ONG Mensajeros de la Paz, según explica el padre Ángel, presidente de la organización. Vive con su madre y su padre en el Kurdistán iraquí, en la ciudad de Suleimaniya. Como tantos otros niños de su país, nació con un grave problema de salud que en Irak es mortal, pero en España se considera grave pero tratable, con un alto porcentaje de posibilidades de éxito. "En Irak, cerca del 80% de los niños tiene enfermedades incurables", cuenta el padre Ángel. "Cáncer, problemas cardiacos y quemaduras graves son los principales problemas, que se ven muy agravados por el inexistente sistema de salud del país. Antes [de la guerra] la Sanidad estaba obsoleta, ahora está destruida", explica.
Trámites en una semana
La malformación congénita que sufre Lazo afecta a los vasos sanguíneos que salen del corazón del crío y que provoca que la sangre no llegue al lugar que debe hacerlo, según explicó ayer Ana de la Calle, portavoz de Mensajeros de la Paz. El caso de Lazo es un ejemplo de coordinación y eficacia. La primera protagonista de la historia, sin contar a Lazo, es una cooperante española llamada María Sancho, que trabaja en el Kurdistán iraquí para una ONG local, Kurdistan Children's Fund. Fue ella quien conocía el caso del niño y, hace sólo una semana, se puso en contacto con Mensajeros de la Paz. De ahí, a la Embajada de España en el país árabe, que se encargó de agilizar al máximo los trámites para el viaje.
Unos siete días después, ayer, Sara y Lazo salían por la puerta de Barajas y entraban en España. Inmediatamente después de dejar el aeropuerto, sin tiempo apenas para saludar a su tío Salman, que ha venido desde Holanda, la pequeña comitiva partía hacia el hospital Gregorio Marañón. Allí se le practicarán las pruebas pertinentes para evaluar el estado del niño. El centro hospitalario no quiso hacer ninguna valoración del estado del niño, pero De la Calle adelantó que, "dentro de la gravedad y el riesgo que conlleva la operación, que será sólo una, los médicos han dado grandes esperanzas a Sara".
Mientras Lazo permanezca en el hospital, Sara se alojará en un centro de acogida que tiene la ONG. La madre, enormemente agradecida, explicó a través de un intérprete -un kurdo voluntario de nombre Rahim que lleva más de 20 años en España- que le hubiera gustado que el padre hubiera venido también, "pero no había dinero".
En Mensajeros de la Paz son conscientes de cómo está la situación de los pequeños en Irak, y ejemplifican la situación con una frase que decía la madre Teresa: "Es sólo un niño entre millones, como una gota en el océano, pero si al océano le falta esa gota, la echaría de menos". No existen informes ni estudios que certifiquen los datos aportados por el padre Ángel (un 80% de niños afectados), pero la incidencia es muy alta. "Desde hace 15 años, el número de muertes súbitas, malformaciones congénitas, cáncer, abortos... ha sufrido una subida enorme", explica De la Calle. La lista no acaba ahí. "También se dan leucemias, tumores de todo tipo y en todas las partes del cuerpo de los niños... Siempre son los niños los más afectados porque son los colectivos más vulnerables".
Entre 40 días y dos meses
A la espera de los estudios médicos profesionales, se calcula que Lazo pasará entre 40 días y dos meses en España. Puede que no sea la última vez que venga, ya que hay muchos niños que tienen que volver para hacerse una revisión.
Antes de haber seleccionado a este niño entre tantos, la ONG hace una cuidadosa selección, que además de ciudadosa ha tenido que ser muy rápida en este caso por la urgencia con la que necesitaba el tratamiento el niño. De la Calle explica el proceso: "Los trabajadores de la organización en la zona hacen un primer informe médico que se envía a España y se evalúa luego aquí".
El padre Ángel, responsable de la organización, reflexiona sobre la situación. "Lo realmente triste es que todavía no haya ido ningún país para prestar ayuda humanitaria", cuenta. Y explica que el problema es la multitud de armas químicas enterradas que hay en todo el país. Y concluye con una reflexión: "Cuando hubo tantas manifestaciones, tanta gente que salía a la calle contra la guerra... yo ahora me pregunto: '¿dónde están todos esos millones de personas?".
El segundo caso en dos horas
Lazo no fue el único niño que llegó ayer a Madrid para ser tratado. Hora y media antes que él, a las 11.30, llegaba Cheick al aeropuerto de Barajas. Cheick es un niño mauritano de 11 años que tiene una malformación en el oído y en la oreja. Es la tercera vez que viene -sin familiares en esta ocasión, con un voluntario que le acompaña- para ser operado con la ONG Fundación Tierra de Hombres.
Esta organización desarrolla el programa Viaje hacia la vida en diferentes países del continente africano, y gracias a él trae a entre 25 y 30 niños cada año a España para ser operados de problemas que en sus países no tienen solución. "Mauritania, Marruecos, Senegal, Madagascar, Benin, Togo y Guinea Konackri son los países en los que hay delegaciones de esta ONG", explica Ana Ferrer, responsable del programa. A la vez que daban la bienvenida a Cheick, una niña de cinco años que ha sido operada de graves quemaduras en ambas manos volvía a Benin después de haber sido tratada en España. Actualmente hay cuatro niños en Madrid con esta organización.
Después de ser operado, Cheick pasará la convalecencia con una familia que ya le ha acogido en otras ocasiones.
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