El Gobierno de Raffarin llega a su fin
El presidente francés dará a conocer hoy su nuevo Ejecutivo y se dirigirá a la nación
La Francia política se tambaleaba ayer e intentaba recuperar el equilibrio tras el brutal impacto del resultado del referéndum sobre la Constitución europea. La amplia victoria del no ha puesto en evidencia la enorme distancia que en estos momentos separa las élites gobernantes de la opinión pública y la definitiva perversión del modelo de representación; el tratado constitucional fue rechazado por casi el 55% de los franceses, mientras que lo apoyaba el 90% de los diputados de la Asamblea Nacional. El presidente Jacques Chirac, para quien se trata de un descalabro en toda regla, decidió tomarse un respiro de 24 horas antes de anunciar hoy la composición del nuevo Gobierno que podría encabezar su mejor enemigo, Nicolas Sarkozy.
El Elíseo anunció que Chirac hará públicas hoy "sus decisiones sobre el Gobierno" y después se dirigirá a los franceses. El presidente francés se entrevistó por teléfono con varios líderes europeos a quienes indicó que Francia "seguirá trabajando" con los demás países miembros de la UE y que el proceso de ratificación del Tratado Constitucional debe continuar, según indicó su portavoz Jérôme Bonnafont.
La dimisión del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, se daba ayer por hecha. Había sido el primero en acudir al palacio del Elíseo, por la mañana, donde se reunió con Chirac durante no más de media hora. Fuentes del Hôtel Matignon, la sede del Gobierno, indicaron que en torno a las 16.30 Raffarin había mantenido una "reunión de despedida" con miembros de su gabinete. Los llamamientos a disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas se multiplicaron durante el día. También, aunque menos, los que pedían la dimisión pura y simple de Chirac y el adelanto de las elecciones presidenciales que deben tener lugar dentro de 22 meses.
Durante toda la mañana por la sede de la Presidencia de la República fueron pasando los pesos pesados del centroderecha francés; unos como posibles candidatos a suceder a Raffarin y otros en su condición de supuestos valedores del "nuevo impulso" prometido por Chirac la noche del domingo tras conocerse la victoria del no.
Tras Raffarin llegó al Elíseo el presidente de la gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP), Nicolas Sarkozy; le siguió el líder centrista François Bayrou (UDF) y el presidente de la Asamblea Nacional, Jean-Louis Debré. Más tarde, Chirac recibió al ministro del Interior, Dominique de Villepin, y a la de Defensa, Michelle Alliot-Marie. Un sondeo de CSA situaba ayer a Sarkozy como el preferido de los franceses, con un 25%, por delante de Alliot-Marie (13%) y De Villepin (11%). Otros candidatos como el ministro de Sanidad, Philippe Douste-Blazy, o el titular de Economía, Thierry Breton, parecen haber perdido posibilidades.
Sin embargo, a tenor del protocolo -Sarkozy entró discretamente por una puerta lateral- cabría situar la visita del líder de la UMP por su condición de líder partidista, al igual que la de Bayrou, esta última relacionada con el posible aumento de carteras para la UDF en el nuevo Gobierno. Las complicadas relaciones entre Sarkozy y Chirac, en tanto que el primero nunca ha escondido su ambición de presentarse a las elecciones presidenciales de 2007, hacen que difícilmente el actual jefe del Estado se preste a esta especie de cohabitación dentro de su propio partido.
El misterio que dominó la jornada de ayer es una buena medida para calibrar el impacto del resultado del referéndum. Los debates que llenaron los medios de comunicación se hacían eco de la perplejidad y certificaban la ruptura del modelo político. Pero mientras se agitaban los pasillos del poder, la pregunta en cuestión, la construcción europea y las consecuencias del no, parecía quedar a un lado. Desde las filas de la mayoría conservadora se intentaba quitar dramatismo a la situación, pero desde la sociedad civil llegaban los lamentos.
"Tenemos que atrapar el tren que ya corre por la vía sin nosotros", dijo gráficamente el presidente de la patronal francesa Medef, Ernest-Antoine Seillière, para quien la victoria del no en la consulta "debilita la economía francesa, a Francia y Europa", y que pidió "un programa de reformas para restablecer la situación económica".
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