Estrategias para afrontar la crisis
Expertos y analistas europeos plantean soluciones si triunfa el 'no'
La posibilidad del no en Francia ha desencadenado una intensa labor de los analistas en los think tanks europeos sobre los escenarios posibles. Hay nervios en Europa, pero la UE no se hundirá, aunque sí sufrirá un grave quebranto. ¿Cuál es la estrategia para enfrentarse a la crisis?
José Ignacio Torreblanca, del Instituto Elcano, considera que "si el no francés puede ser un revulsivo para la integración europea o el comienzo de una crisis sin horizonte, dependerá de las medidas que se tomen después y de cómo se resuelva internamente la crisis en Francia. Si ésta es a favor de los socialistas euroescépticos, tendrá muy difícil solución, plantearía una Europa imposible". Otro escenario es que la crisis se resuelva a favor de Sarkozy, favorable a la Constitución, pero en contra de la adhesión de Turquía. El problema es que un no holandés unido al francés, dos países fundadores, "dejará enterrado el tratado", y obligará a plantearse una nueva conferencia intergubernamental para otra Constitución.
Los efectos del no a corto plazo serán de tipo económico, con un castigo al euro y un aumento de la desconfianza de los inversores extranjeros, a juicio de José M. de Areilza Carvajal, del Instituto Empresa. Una primera medida de lucha contra tales efectos es un rápido acuerdo en el próximo Consejo Europeo (16 y 17 de junio) de las perspectivas financieras para 2007-2013 y dejar mientras tanto en vigor "el actual tratado de la UE, tal y como fue reformado en Niza en 2000".
Desde el punto de vista político, las opciones del Consejo Europeo pueden ser pedir al país del no que vote de nuevo, y si no se vota otra vez se puede poner en marcha "entre París y Berlín y un grupo de Estados afines una serie de medidas de integración diferenciada para luchar contra el euroescepticismo", añade Areilza. Esto supondría abandonar la Constitución y suspender las ratificaciones. "Por ejemplo, se podría designar un ministro de Exteriores común, fusionar diplomacias, adoptar medidas de armonización en derecho civil y penal y lanzar una iniciativa común de defensa europea". También es partidario de una nueva Convención y Conferencia Intergubernamental para pactar otro texto constitucional.
Ettore Greco, analista del italiano Instituto de Asuntos Internacionales (IAI), y Gian Luigi Tosato, de la Universidad romana La Sapienza, plantean otros interesantes escenarios. ¿Un no puede paralizar el proceso de ratificación? Legalmente éste se tiene que completar, "y el que uno vote en contra no autoriza a los otros a detenerlo, salvo que el tratado ya haya sido rechazado por más de cinco Estados". De forma paralela al proceso de ratificación debe haber conversaciones diplomáticas inmediatas entre los del no, los del sí y las instituciones europeas.
Según estos analistas, los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Duraõ Barroso, y del Consejo Europeo, actualmente el luxemburgués Jean-Claude Juncker, y a partir de julio el británico Tony Blair, deberían clarificar inmediatamente la vital importancia de la Constitución para el futuro de la ampliación, declarar su intención de completar la ratificación en octubre de 2006 y abrir un amplio diálogo con los Estados del no.
Los analistas de Centre for European Reform (CER), con base en Londres, consideran que el no dejará muerta la Constitución, porque legalmente no entrará en vigor si no es ratificada por todos los países miembros. Consideran "ilusorio" pensar que el rechazo reforzará la posición francesa para renegociarlo. "El tratado en sí contiene un delicado equilibrio entre los intereses de los Veinticinco y Francia ya consiguió introducir muchos de sus argumentos durante la negociación". Un segundo referéndum es impensable, porque el tratado es principalmente sobre instituciones y normas de voto, aunque no todo estaría perdido.
Los analistas del CER creen que partes del Tratado Constitucional pueden ser salvadas, porque no requieren ratificación para ser aplicadas. Los Gobiernos de la UE ya han empezado a trabajar sobre la Agencia Europea de Defensa y sobre el Servicio Exterior Europeo y, a juicio de Charles Grant, la Unión puede crear el puesto de ministro de Exteriores integrando las funciones del alto representante de la UE, hoy Javier Solana, con las del comisario de relaciones externas.
También ven posible convocar una miniconferencia intergubernamental en la que los Veinticinco seleccionen normas clave del tratado, como el voto de doble mayoría o la creación del puesto de presidente del Consejo Europeo. Con esto se podría elaborar una nueva Constitución de pocas páginas, que ratificarían los Parlamentos, lo que seguramente provocaría las quejas de los euroescépticos, quienes dirían que otra vez las élites políticas deciden reforzar el poder de la UE "a espaldas del pueblo", añade Grant. Por eso, tanto la aplicación de partes del tratado como la miniconferencia requeriría el apoyo unánime de los Estados.
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