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Los árabes exigen para Israel igual trato que a Irán

La conferencia para la revisión de Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) está a punto de acabar en fracaso si Egipto, erigido en líder de los países árabes, logra aguar la declaración final que cerrará un mes de negociaciones en la sede de la ONU en Nueva York.

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La conferencia para la revisión de Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) está a punto de acabar en fracaso si Egipto, erigido en líder de los países árabes, logra aguar la declaración final que cerrará un mes de negociaciones en la sede de la ONU en Nueva York. El arsenal atómico de Israel se colocó en el centro de la disputa entre los países que quieren poner cortapisas al programa nuclear de Irán y los que piden a las grandes potencias que destruyan sus arsenales atómicos.

Egipto ha llegado a pedir que se imponga a Israel un embargo internacional que le impida seguir accediendo a la tecnología nuclear y ha propuesto la creación de un comité que vigile el respeto de la prohibición. "Los egipcios han querido que la conferencia pivotara sobre la creación de una zona libre de armas atómicas en Oriente Medio", indicaron fuentes de la ONU.

La estrategia egipcia utilizó además el victimismo iraní para sumar fuerzas entre los países árabes, al oponerse a que Tel Aviv siga gozando de un trato privilegiado frente a la presión que ejerce Occidente sobre Teherán. Una lucha que Irán aprovecha a su favor, al acusar a Israel de no haber suscrito ningún acuerdo internacional contra la proliferación y de poseer unas 200 cabezas atómicas. EE UU y la Unión Europea no están dispuestos a acceder a las exigencias de El Cairo.

Ningún miembro del grupo de países no alineados se desmarcó de la posición egipcia, lo que complicó aún más la ecuación. Se niegan a aceptar que se restrinja la interpretación del artículo IV del TNP, como propone EE UU, para prohibir las actividades de enriquecimiento de uranio. Además, piden a las potencias nucleares que sean más ambiciosas y cumplan sus compromisos para la eliminación de sus arsenales atómicos.

Sobre Corea del Norte, que abandonó el TNP en 2003, el choque entre China y Japón dejó la cuestión en el aire. Pekín quiere emplear un lenguaje suave, para conseguir que los norcoreanos se sienten a negociar. Tokio, al igual que Seúl y Washington, es partidario de una estrategia más fuerte porque considera el programa nuclear de Pyongyang una amenaza para la estabilidad de la región.

El presidente de la conferencia ultimaba ayer la declaración final, que está previsto se ciña a los puntos en los que hay un consenso, obviando los aspectos más espinosos. "Será un texto pobre", coinciden fuentes de las negociaciones metidas en la negociación.

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