La sombra de Uteco
El agujero económico en Fedeoliva vuelve a sacudir los cimientos del sector oleícola
El año 1982 quedó marcado en la historia de Jaén como el del duro varapalo que se llevó el sector olivarero tras la intervención por parte del Estado de Uteco (Unión Territorial de Cooperativas del Campo), un órgano que controlaba el 50% de la producción oleícola de la provincia y casi el 20% de la nacional. Desde entonces, los recelos de los olivareros han ido en aumento y todos los intentos por crear un gran instrumento de comercialización del aceite han ido fracasando uno tras otro. El último caso es el de Fedeoliva, la aceitera que ha dejado a 7.000 agricultores "colgados" con un agujero de unos 40 millones de euros y ha vuelto a sacudir los cimientos de la economía jiennense.
Esta semana han empezado a expirar los primeros vencimientos de los créditos y pagarés que tenían contraídos las 15 cooperativas de Fedeoliva que participaron en la exportación de aceite a Estados Unidos.
Como quiera que las ventas se realizaban a precios por debajo de costes (lo que llevó al grupo aceitero jiennense a superar a los grandes grupos de distribución italianos) se recurrió a créditos para poder liquidar a sus socios, pero su cuantía se ha elevado hasta cantidades difícilmente asumibles por los olivareros. El resultado ha sido un agujero de unos 40 millones de euros y 7.000 olivareros de una docena de pueblos que se sienten engañados.
Auditoría
A la espera del resultado de la auditoría que los nuevos responsables de Fedeoliva han encargado para aclarar el grado de responsabilidad de los anteriores gestores, las cooperativas afectadas han empezado a negociar con las entidades de ahorro la refinanciación de sus créditos a largo plazo como mal menor para solucionar este conflicto.
Esta semana ya se ha alcanzado un principio de acuerdo con Unicaja y con la Caja Rural de Jaén, entidad ésta última que vivió el pasado lunes momentos de tensión en su oficina de Navas de San Juan con la concentración de más de 300 olivareros que protestaban por el bloqueo de sus cuentas. "A ningún olivarero se le ha bloqueado su cuenta personal, sólo se han tomado medidas preventivas ante la descapitalización de la cooperativa", señaló José Márquez, director comercial de la Caja Rural en Jaén.
El presidente provincial del PP en Jaén, José Enrique Fernández de Moya, ya ha abogado por exigir responsabilidades civiles y penales. Además, ha pedido a la Junta la concesión de créditos blandos y subvenciones a fondo perdido para los agricultores afectados y ha avanzado que llevará al Parlamento andaluz una pregunta para conocer las subvenciones recibidas por la federación de cooperativas jiennenses.
"Mala gestión"
Sin embargo, el presidente de la Junta andaluza, Manuel Chaves, se refirió el pasado miércoles a este asunto durante la inauguración de Expoliva y dejó claro que la crisis de Fedeoliva obedece a "la mala gestión privada" y subrayó que el Gobierno andaluz "no se puede hacer cargo" del problema "desde el punto de vista económico". Ofreció, eso sí, la colaboración del Ejecutivo para mediar con los acreedores.
No obstante, la Junta de Andalcía no oculta su preocupación por las consecuencias de esta crisis. El consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, ha expresado su confianza en que Fedeoliva "no sea un mal ejemplo" que pueda perjudicar a otros proyectos de innovación y comercialización en el sector del aceite de oliva.
Y es que en todos los medios del sector oleícola se reconoce en voz baja que la crisis de Fedeoliva es un "mazazo para la estrategia de abrir mercados", como ha señalado Agustín Rodríguez, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores en Andalucía.
Pérdida de confianza
Parece como si el movimiento cooperativo de Jaén no hubiera recobrado aún la pérdida de confianza derivada del escándalo de Uteco en 1982. En los últimos años ha habido otros intentos por conformar un potente grupo comercializador con el fin de que Jaén (que vende casi el 80% de su aceite a granel/ no esté a expensas de los grandes grupos de distribución italianos en los mercados.
Otro proyecto fallido fue el de Mundoliva, un proyecto abanderado por la Junta que formaron en 1999 un total de 45 almazaras de 35 pueblos y un volumen de molturación de 450 millones de kilos de aceite.
La misma suerte corrió Cecasa, que aglutinaba a 250 socios de las comunidades de Andalucía, Extremadura, Castilla-la Mancha y Cataluña.
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