Formas de frenar el gasto farmacéutico

Los últimos datos de crecimiento interanual del gasto farmacéutico (6,40% en diciembre; 7,27% en enero: 8% en febrero; 7,15 en marzo) son transitorios, porque el mercado "sufrirá un efecto rebote y se encargará de volver a los dos dígitos". Éste es el diagnóstico de una serie de informes que ha encargado la Fundación Alternativas. Los expertos convocados por el organismo proponen cambiar el copago, actuar sobre los médicos para que prescriban mejor y modificar el sistema de retribución de las farmacias para frenar la factura en medicamentos. Esta partida consume el 24% del presupuesto sanitario. El año pasado representó 728 millones de euros.

"Lo primero que hay que tener en cuenta es que un crecimiento de dos dígitos es común a muchos países de nuestro entorno", afirma el catedrático de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona,

Jaume Puig-Junoy. "La bajada de precios" por el sistema de referencia o los descuentos lineales como el que entró en vigor en marzo "se compensan con un aumento del consumo y una desviación a principios activos más caros", explica Puig-Junoy.

La solución tiene dos partes: "Una acción de salvamento mediante la constitución de una Comisión de Vigilancia y un pacto con las autonomías", señala Enrique Costas, economista y ex vicepresidente de la Comisión Abril Martorell, que realizó en 1991 un estudio sobre la viabilidad del sistema.

Una mayor participación autonómica es indispensable. "La distribución de roles está fatal", apunta Javier Rey, del Laboratorio de Alternativas de la fundación. En el actual modelo, Sanidad fija los precios de los medicamentos y decide si los subvenciona, pero luego quienes pagan son las comunidades. El Plan de Farmacia del Ministerio de Sanidad prevé dar más papel a las comunidades.

El problema es que no bastaría con fijar precios más bajos. La política en este asunto debe basarse en una financiación selectiva y en el coste/efectividad de los fármacos: "No todo lo que está en el mercado tiene por qué financiarse", dice Puig-Junoy. Josep Llop, doctor en Farmacia, coincide en que la Administración debería beneficiarse de su papel de "primer comprador". "Una cosa es que un medicamento se apruebe a un precio, pero Sanidad puede decir lo que está dispuesto a pagar, sobre todo si existen medicamentos alternativos", señala Puig-Junoy.

Más que los precios, a los expertos les preocupa el control de la prescripción y la demanda. "El crecimiento del gasto farmacéutico no se debe tanto al precio, como al volumen", afirma Costas. Como ejemplo pueden tomarse los datos de los últimos meses [ver gráfico].

"Mientras se mantengan los medicamentos gratis para los jubilados -un 28% de la población que ocasiona el 80% del gasto- no se va a evitar que la demanda crezca", afirma Costas. Este economista recuerda que la Comisión Abril sugirió en 1991 que se subieran las pensiones y se introdujera un copago en todas las recetas.

La posibilidad de cambiar el copago tiene un antecedente ya en vigor: la mutualidad de funcionarios, Muface. El gasto en medicamentos de los funcionarios es un 25% inferior a la media. Ello se debe a que el copago está repartido de una manera diferente, "y nadie protesta", afirman los expertos. En Muface todos, pensionistas y trabajadores, pagan lo mismo: el 30% del importe de la receta.

Este sistema tiene un problema: su impopularidad. "Tendría que hacerse un cambio gradual, porque no se puede pedir a ningún Gobierno que se suicide", afirma Puig-Junoy. "No se trata de recaudar más, sino de distribuirlo mejor. Las pensiones mínimas estarían exentas, pero un céntimo que se cargara por receta serviría para que la gente fuera consciente de lo que consume", dice.