Bush pide a los países Bálticos que ayuden a Rusia
El presidente afirma en Riga que la II Guerra Mundial llevó la "opresión comunista" a la región
El final de la II Guerra Mundial, que trajo la paz a occidente, supuso para los Estados del Báltico el "comienzo de la ocupación y la opresión comunista", según afirmó ayer el presidente estadounidense, George W. Bush, en Riga, la capital de Letonia. En esa ciudad, Bush comenzó el viernes una gira europea que le llevará también a Moscú, donde asistirá mañana a los actos conmemorativos del 60º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. Con motivo de estos festejos se han reabierto agrias discusiones, que afectan tanto al pacto germano-soviético de 1939 como al orden de posguerra a partir de 1945.
En virtud del reparto territorial entre Hitler y Stalin, los países del Báltico fueron ocupados por la URSS en 1940. Al año siguiente, después de que Alemania rompiera el pacto e invadiera la URSS, fueron invadidos por los nazis y en 1945, volvieron a ser parte de la URSS hasta su independencia en 1991. Los dirigentes rusos evitan utilizar la palabra "ocupación" al referirse al dominio soviético del Báltico y se niegan a pedir disculpas tal como pretenden los dirigentes de Estonia, Letonia y Lituania.
Tras haber defendido el pacto Mólotov-Ribbentrop, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se ha mostrado más matizado esta semana y ha declarado a medios de comunicación alemanes y franceses que el Parlamento soviético ya condenó en 1989 los acuerdos de 1939. Según Putin, aquellos acuerdos fueron una "decisión personal de Stalin contraria a los intereses de la URSS".
"Inútiles y especulativas"
El presidente ruso opina, sin embargo, que las exigencias de disculpa son "inútiles y especulativas" y están destinadas a "justificar la política reprobable de discriminación" de los dirigentes bálticos en relación a las minorías rusófonas, así como a "enmascarar la vergüenza del colaboracionismo" con los ocupantes nazis. Putin dijo ayer en Moscú que los soldados soviéticos habían liberado once países desde el mar de Bárents hasta el Cáucaso. Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Ivanov, manifestó que la supuesta ocupación del Báltico es una idea "absurda", porque "no se puede ocupar lo que te pertenece".
En Riga, Bush contribuyó ayer a la discusión histórica dando argumentos a los países bálticos, cuyos dirigentes se habían reunido en su honor en una cumbre en la capital letona. De los tres presidentes, la letona, Vaira Vike-Freiberg, es la única que asistirá a las celebraciones de Moscú, a diferencia de sus colegas de Estonia, Arnold Ruutel, y Lituania, Valdas Adamkus.
Bush reiteró ayer que ni su posición ni la de su país han cambiado y que EE UU "nunca reconoció el régimen de ocupación soviético en los países del Báltico". Bush, sin embargo, no apoyó explícitamente las iniciativas de sus anfitriones para que Rusia se disculpe por la ocupación. Tras esta exigencia, Moscú ve en última instancia amenazas para el futuro, en forma de reclamaciones económicas e incluso territoriales, que pondrían en cuestión el orden territorial surgido en 1991 en el espacio ex soviético. Y de ahí la resistencia del Kremlin.
Adoptando el papel de árbitro con Moscú, Bush instó a los dirigentes de los Estados del Báltico a que "miren no solo hacia al pasado sino hacia el presente y el futuro
. Los países del Báltico, flamantes miembros de la OTAN y de la UE, son "un símbolo muy importante de lo que significa la libertad", en opinión de Bush. Por este motivo, el líder estadounidense les exhortó a "ayudar a Rusia y a otros Estados de esta región a comprender las ventajas de la libertad". "Espero que la idea de que unos países ayudan a otros a ser libres no sea considerada revolucionaria", dijo, curándose en salud ante las eventuales prevenciones del Kremlin frente a las revoluciones democratizadoras. George W. Bush puntualizó también que ya había manifestado a Putin su opinión sobre la importancia de tener democracias estables en las fronteras rusas.
Moscú ha insistido ante la UE y el Consejo de Europa para que obliguen a los dirigentes bálticos a respetar los derechos de las minorías rusohablantes y Bush sin duda complació los intereses rusos, al exhortar ayer a Letonia a respetar los derechos de sus minorías. El presidente estadounidense no se olvidó de mencionar a Bielorrusia en Riga y manifestó que las elecciones planeadas para el año próximo en aquel país deben ser libres.
En sus relaciones con Rusia, la Administración Bush defiende en público la democracia, pero medios bien informados sobre la gestación de la política norteamericana respecto a Rusia aseguraran que, tras esta posición para la galería, Bush y su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dan mucha más importancia a la cooperación con Moscú en el campo de la no proliferación nuclear y la lucha contra el terrorismo.
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