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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Federalismo fiscal

Leo las propuestas del Gobierno catalán sobre impuestos y sus comentarios que afirman inspirarse en modelos federales como el canadiense. Sin entrar en polémicas sobre autonomías y Estado central, quisiera señalar que tanto en Canadá como en Estados Unidos -países ambos federales-, el modelo de contribución consiste en que cada persona envía anualmente dos declaraciones de la renta: una al Gobierno central (o federal) y otra al Gobierno regional (o de cada Estado o "provincia", como se llama en Canadá a las regiones autónomas). Las declaraciones son esencialmente idénticas y cada Gobierno grava y recauda su porcentaje correspondiente. El Gobierno central grava tarifas comunes independientemente de la provincia de residencia del ciudadano, y cada Estado o provincia utiliza su propio sistema de tarifas, lo cual causa el que los impuestos locales sean distintos de Estado en Estado.

A su vez, el Gobierno central ofrece servicios comunes (defensa, representación internacional, policía federal -los famosos FBI en Estados Unidos y la Policía Montada en Canadá-, etcétera) y cada Gobierno regional ofrece servicios relativos a los impuestos que recauda (educación, sanidad, policía local, etcétera).

Este modelo ofrece la ventaja de que tanto el Gobierno central como los gobiernos regionales adquieren responsabilidad fiscal directa por aquellos impuestos que cada uno recauda y, por su parte, los ciudadanos saben a quién y para qué pagan sus impuestos -y de paso pueden elegir el lugar donde residen dependiendo de los impuestos locales que pagan y los servicios que reciben-. Por ejemplo, en Canadá, el Gobierno central grava aproximadamente un 25% a todos los ciudadanos y los gobiernos provinciales varían entre el exiguo 10% de Alberta y el costoso 25% de Quebec. El nivel de impuestos locales -y de servicios- forma así parte de la gestión de los gobiernos regionales cuya responsabilidad es recaudar los impuestos que ellos mismos administran.

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El único problema es que los ciudadanos tienen que hacer dos declaraciones en vez de una, pero, como son muy parecidas y con la ayuda de ordenadores e Internet, no resulta un problema tan complicado.

¿Valdría este modelo para España.

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