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FAMILIA

Convertirse en voluntario

Cerca de dos millones de personas realizan en España una labor tan callada como necesaria. Es el voluntariado, un colectivo heterogéneo en el que predominan las mujeres y los jóvenes, sobre todo con estudios superiores, pero en el que poco a poco ganan terreno los jubilados.

En nuestro país y en muchos otros países occidentales aumenta día a día el número de personas que deciden ayudar a los demás sin recibir nada a cambio. Pero para muchos voluntarios, las experiencias y aprendizajes de su tarea altruista compensan con creces lo que pudieran percibir en metálico por llevar a cabo su labor.

Se calcula que en España cerca de dos millones de personas ayudan a los demás, aunque algunas fuentes elevan esta cifra hasta los tres millones. Su contribución con su tiempo y su talento tiene un altísimo valor tanto solidario como económico.

Alto valor añadido. Por definición, los voluntarios no perciben ninguna compensación económica por su trabajo. No obstante, y para entender el valor económico que este colectivo genera gracias a su labor solidaria, ésta equivale a la de cerca de 400.000 empleos a jornada completa (ello supondría algo más de un 3% del empleo en España) y la impresionante cifra de más de 4.000 millones de euros anuales en caso de que su actividad fuera remunerada. Una cifra que no dista demasiado en términos relativos, por otra parte, de las que se obtienen en otros países occidentales como Alemania o Francia.

Perfil del voluntario. La mayoría (un 65%) son mujeres. De hecho, en el 80% de las asociaciones socio-asistenciales hay más mujeres que hombres. Los jóvenes son también un grupo de peso (el 50% de los voluntarios son menores de 25 años). Además, el perfil de formación del voluntario es medio-alto, con un 40% de personas que tienen estudios secundarios superiores.

Es interesante observar que el colectivo de jubilados aumenta de año en año y supone ya un remarcable 15% sobre el total. El valor de la experiencia vital y profesional de este colectivo constituye un gran activo para el voluntariado que prevalece más allá de la fecha de jubilación.

Qué hacen. La dedicación de los voluntarios a las causas en las que colaboran, medida en tiempo, puede ir de una hora a la semana a una jornada completa, si bien el promedio de dedicación se sitúa entre dos y cuatro horas a la semana.

Aparte de las imágenes impactantes generadas por catástrofes naturales o provocadas, sobre todo en países del Tercer Mundo, a las que solemos vincular la labor del voluntariado, en nuestro día a día nos cruzamos con miles de personas que prestan su ayuda a colectivos muy próximos: mayores desatendidos, discapacitados, colectivos marginados, excluidos y desfavorecidos, etcétera. Aunque también encontramos personas que hacen su aportación mediante tareas de investigación, formación, gestión, administración y logística, captación de fondos… actividades tan variadas como los perfiles de las personas que las pueden llevar a cabo.

En cualquier caso, todas las actividades ejercidas por los voluntarios se caracterizan por el denominador común de que entran en juego valores vinculados con la solidaridad, la aceptación del otro, la integración, la ayuda sincera, la profesionalidad y el rigor. Sin ellos, millones de proyectos que ahora se desarrollan en múltiples lugares de nuestras ciudades, pueblos o en países de todo el mundo serían simples declaraciones de intenciones, y no realidades de transformación social.

Los motivos para ser voluntario. Tres son las razones que llevan a una persona a convertirse en voluntario/a:

01 La solidaridad: por motivos ideológicos bien de tipo político o religioso que conducen a la lucha por un ideal o al compromiso con una causa.

02 La necesidad de aprendizaje y búsqueda de nuevas experiencias que permitan un enriquecimiento tanto en lo humano como en lo profesional y que permitan dar un sentido más rico a la vida del que se convierte en voluntario.

03 La búsqueda de amistades y relaciones sociales con personas que comparten valores similares.

Cuestión de valores. Uno de los signos característicos del ser humano tanto para lo positivo como para lo negativo son los valores. Entre ellos, cabe destacar la solidaridad frente al individualismo, la alteridad frente a la indiferencia o la sensibilidad frente a la crueldad. A pesar de todos los aspectos negativos que existen en nuestro mundo, si miramos a nuestro alrededor, en el seno de nuestra familia, en nuestro círculo de amigos, en el trabajo… nos encontramos con ejemplos de personas que canalizan su bondad a través de su ayuda a los que más lo necesitan.

Las tareas de voluntariado no siempre consiguen resultados inmediatos ni ostentosos. Sin embargo, es importante valorar el esfuerzo, aunque estemos en una sociedad que valore más la estética del resultado aparente que el esfuerzo y el compromiso callado con el cambio.

John Stuart Mill, filósofo y economista británico del siglo XIX, declaraba a menudo que "no existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación". En España, dos millones de personas dan prueba de ello.

La hora de mirar a tu alrededor

Antes de tomar la decisión de implicarse en una causa, es aconsejable contrastar información y recibir consejo de personas que ejerzan una labor similar, así como de organizaciones promotoras de voluntariado o administraciones locales que dispongan de servicios de orientación y formación.

En España existen muchas plataformas y organizaciones que promocionan el voluntariado y que pretenden difundir los valores que identifican a este grupo de personas. El voluntariado no conoce de edad: cada persona tiene su momento. Lo importante es no perder la oportunidad de ejercerlo en alguna ocasión si realmente uno se siente inclinado a ello.

Algunas páginas 'web' de interés son:

http://www.congde.org

http://www.plataformaongs.org

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