'El Quijote' resucita en batua
Euskadi se vuelca en el Día del Libro y actualiza la obra cumbre de la literatura española para los vascoparlantes
Euskadi hizo ayer suya la obra cumbre de la literatura española y recuperó las andanzas de don Quijote de La Mancha para los vascoparlantes en su cuarto centenario. Ocurrió en San Sebastián, en el Día del Libro. Escritores, cineastas, cocineros y ciudadanos se relevaron durante todo el día para leer, entre otras cosas, fragmentos de distintas versiones de la obra de Miguel de Cervantes, mientras los donostiarras aprovechaban el 10% de descuento para hacerse con las novedades editoriales en las 17 casetas de la plaza de Guipúzcoa. Uno de los libros más empleados en esta lectura pública fue Don Kijote Mantxako, versión batua y reducida realizada por Patxi Ezkiaga de la única traducción existente en euskera: la agotada de Pedro Berrondo, que se va a reeditar.
"Era necesario modernizar esa traducción, porque el lenguaje utilizado es muy antiguo, como el que escribían los Orixes", dijo Felipe Juaristi. El poeta leyó a mediodía en la carpa del Patronato de Cultura el capítulo ocho de la antología de Ezkiaga. En la versión original es uno de sus favoritos, porque Cervantes imita en él con maestría la forma de hablar de los vascos, al retratar a un vizcaíno que creyó al hidalgo. "Pero El Quijote es una maravilla, lo cojas por donde lo cojas". En la misma silla que Juaristi se sentaron la escritora Luisa Etxenike; el director del Chillida-Leku, Luis Chillida; el cineasta Eneko Olasagasti; el cocinero Martín Berasategi... y muchos ciudadanos adultos y niños que se disputaban el micrófono. "Me gusta que la gente me oiga leer", reconocía Mikel, un chaval de nueve años, tras dejar el testigo a su hermana.
Eso fue en San Sebastián, porque Vitoria recuperó el espíritu aventurero de Julio Verne en su centenario, vivió dos gincanas culturales y celebró mercadillos del libro en las bibliotecas de todos los barrios. Y en Bilbao, la fiesta estuvo centralizada en las 54 casetas colocadas en la calle Berastegi y en los puestos instalados por los establecimientos libreros de la Gran Vía. El alcalde, Iñaki Azkuna, había animado "a leer de todo" en la inauguración de los stands. Aparentemente con éxito, porque los bilbaínos participaron en la feria.
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