Juan Goytisolo celebra con amigos y lectores el Premio Juan Rulfo
El escritor critica "el genocidio en Chechenia"
Ha dejado de escribir ficción, pero Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) sigue siendo una referencia para mucha gente. Algunos de sus amigos y lectores, entre ellos José María Ridao, Carlos Fuentes, Julián Ríos y Raúl Padilla, celebraron ayer con el autor de Señas de identidad en la Casa de América el Premio Juan Rulfo, que le concedieron en julio la Universidad y la Feria del Libro de Guadalajara. Antes, Goytisolo expresó su amor a México y Marruecos, criticó al Vaticano, a los premios amañados y censuró "el genocidio en Chechenia".
Goytisolo, que a menudo ha mostrado su alergia a los premios ("jamás me he movido ni me moveré por un premio; una obra vale lo que vale con o sin premios"), está encantado de haber obtenido el XIV Premio Juan Rulfo: "Fue una sorpresa total ganarlo y una coincidencia feliz que se produjera cuando la Feria de Guadalajara rindió homenaje a la cultura catalana. No soy sospechoso de nacionalismo, pero fue un homenaje justo a esa cultura perseguida por el franquismo que halló refugio en México, el único país que ayudó desinteresadamente a la cultura española republicana".
Ese apoyo duró además largo tiempo, recordó Goytisolo: "Cuando la censura franquista prohibió Señas de identidad y Reivindicación del conde don Julián, ambos se editaron en México. Quizá por eso me siento en casa allí, o no sé si será porque México se parece mucho a Marruecos en algunas cosas".
El autor, residente en Marraquech, planea escribir algo sobre esos paralelismos entre los dos países, aunque también piensa publicar unas Recetas vaticanas a raíz de lo visto estos días en Roma: "Me ha divertido mucho ver ese espectáculo, aunque el resultado creo que va a acentuar el enfrentamiento de la Iglesia con las sociedades modernas. A estas alturas condenar el preservativo o el divorcio es inconcebible".
"No soy un escritor de carrera sino de vocación", resumió luego Goytisolo, "y he intentado mirar desde la periferia al centro tratando de conocer distintas tradiciones literarias y de manejar el máximo de experiencias personales. Cervantes fue un gran ejemplo de eso: fue un lector estupendo y vivió el exilio, la guerra, la cárcel... Mezcló su absoluta soledad creadora con el descubrimiento de la diversidad y lo heterogéneo, y eso le permitió salir del fango donde vivía y dejar una obra admirable".
Entre sus "experiencias personales" Goytisolo está especialmente comprometido ahora con la de Chechenia: "Es un verdadero horror. Lo que se ha cometido allí ante el silencio del mundo entero es un genocidio. La antigua burguesía ha desaparecido igual que la del gueto de Varsovia. Grozni es una ciudad arrasada en la que sólo hay tanques".
Goytisolo se refirió también a Rafael Sánchez Ferlosio -"un punto de referencia literaria y ética"-, aconsejó a la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que no acuda a premios "dados de antemano" y definió así su vida en Marraquech: "Allí puedo vivir y trabajar a la vez. No ejerzo poder alguno y puedo reducir mi presencia en la prensa y las ceremonias. Prefiero estar en el café con cuatro amigos guapos y los niños que tengo en casa que visitar a reyes".
Babelia
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