De la cárcel al salón de bodas
Más de 5.000 personas fueron a prisión durante el franquismo por las leyes que perseguían la homosexualidad
Al menos 5.000 personas fueron encarceladas durante el franquismo y los primeros años de la transición por parecer homosexual o tener relaciones con otras personas de su mismo sexo, según el recuento de la Asociación de Ex Presos Sociales. "La mayoría ha muerto. Deben de quedar vivas unas decenas, y muy mayores", explica Arturo Arnalte, autor del libro Redada de Violetas, en el que se narran algunas de las historias de persecución.
La homosexualidad fue perseguida primero en España cuando implicaba escándalo público. Pero esta tipificación era muy arbitraria. Hay constancia de una pareja denunciada por una vecina que para verlos juntos "tenía que ponerse de puntillas y asomarse al balcón de su casa".
En 1996 las asociaciones empezaron a reclamar una ley de parejas de hecho
En 1954 la legislación se endureció. La Ley de Vagos y Maleantes incluyó a los "homosexuales, rufianes y proxenetas", aunque no hubiera más prueba de homosexualidad que un vestido o un ademán considerado afeminado por el juez de turno (las lesbianas, invisibles en su mayoría, quedaron fuera de esta legislación).
En 1970 la legislación tomó un aspecto más humano. Ya no bastaba con ser gay o lesbiana; había que ser sorprendido realizando actos homosexuales. Además, el castigo tenía como fin -más literario que real- la reeducación. "La supuesta rehabilitación empezaba y acababa en la letra de la ley. Y en la creación de dos centros, uno para homosexuales pasivos y otro para activos, en Badajoz y Huelva", explica Arnalte.
La historia es difícil de seguir. Una condena por homosexualidad implicaba tener antecedentes penales, lo que prácticamente impedía obtener un trabajo legal. Una vez fichados, muchos gays -jóvenes y con poca cultura- tuvieron que dedicarse a la prostitución o a otros delitos para sobrevivir, con lo que aumentaba su historial delictivo. En la mayoría de las grandes cárceles había "galerías de invertidos" (en Carabanchel, Madrid, estaba en la última planta).
El fin de la dictadura no acabó con la persecución, ya que a los legisladores se les olvidó considerar a los presos homosexuales víctimas del franquismo.
La Ley de Peligrosidad Social estuvo en vigor hasta 1979. En 1978 todavía se aplicó oficialmente a tres personas. Durante sus casi nueve años, más de mil personas fueron encarceladas.
Por eso la primera manifestación del Día del Orgullo Homosexual, que se celebró en Barcelona en 1977, tuvo como lemas ¡Amnistía, ya! y ¡No somos peligrosos!. Aquella manifestación, convocada por el Front d'Alliberament Gai, reunió a unas 4.000 personas, y acabó con incidentes con la policía. "Las sillas volaban por Las Ramblas", recuerda el veterano militante Jordi Petit.
La lucha de los grupos de homosexuales y lesbianas tuvo su siguiente éxito en 1995. Entonces una reforma del Código Penal incluyó en el artículo 22 el agravante de "cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo u orientación sexual, o la enfermedad o minusvalía que padezca".
Pero faltaba la igualdad de las parejas. Durante los ochenta y la primera mitad de los noventa los grupos de gays, lesbianas y transexuales vivieron un periodo en el que el frente era otro: el sida. Sólo al final del último Gobierno de Felipe González, en 1996, las asociaciones empezaron a reclamar una ley de parejas de hecho. "Entonces ni la sociedad ni los partidos de izquierda estaban preparados para el matrimonio", ha dicho Zerolo, abogado y actual secretario de Política Social del PSOE.
La situación ha cambiado tanto que, desde hace tres o cuatro años, la mayoría de las asociaciones no quiere una ley de parejas de hecho como solución para sus familias. Cuando el Parlamento aceptó debatir una en junio de 2004, con el apoyo del PP (ya en la oposición), los grupos de gays y lesbianas no se inmutaron: "Ahora sólo vale el matrimonio. Queremos poder elegir qué tipo de relación establecemos", ha dicho la presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales, Beatriz Gimeno.
La apuesta tiene un sólido aval: las multitudinarias manifestaciones del Orgullo Gay de los últimos años. La de 2004, con el lema ¡Ahora sí! y el PSOE en el Gobierno, reunió a más de un millón de personas, según la organización. La multitud tardó más de cuatro horas en recorrer los 1,7 kilómetros de recorrido entre la plaza de la Independencia y la plaza del Callao en Madrid. Una auténtica explosión: apenas cinco años antes habían acudido sólo 10.000.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.