Mirándonos el ombligo

El cine da que hablar hasta por cuestiones colaterales. Ahí está por ejemplo la noticia de que en Asturias hayan decidido regalar entradas a los donantes de sangre con la intención de atraer voluntarios. Por cada pinchazo, una entrada. Antes daban bocatas. Otra curiosidad: en Barcelona, durante esta semana, actores de teatro y de cine se exhiben en el interior de un escaparate de muebles fingiendo interpretar escenas para llamar la atención del público.

Dicen que Fernando Trueba ha declarado con contundencia que el cine español es malo pero que el americano es una mierda, salvo, claro está, esa docena de buenas películas que se estrenan cada año. Trueba ha insistido en que si la prensa dedicara más atención a las películas españolas que a las broncas internas de la Academia o a la situación industrial del cine nos iría mejor a todos. Pero chico, es que los cineastas españoles se pasan el día hablando públicamente de los problemas del cine español. No paran. Berlanga, por ejemplo, a quien han rendido un homenaje en Medina del Campo, aprovechó la ocasión para arremeter una vez más contra la Academia, a la que tiene entre ceja y ceja: "Es como un sindicato", afirma, y reivindica que el cine sea tema del Ministerio de Industria y no del de Cultura.

Bajo Ulloa, que por fin estrena hoy su película independiente Frágil, se confiesa desengañado del cine: "El cine no es sinónimo de felicidad, no me hace tan feliz como creía", lo que probablemente no resulte muy estimulante para el espectador. Por su parte, Liberto Rabal se ha lamentado de que la ley del mercado favorezca al cine norteamericano. Y un diputado de CiU ha pedido que en TVE se estrene cada semana una película española en prime time. El año pasado la cadena pública estrenó 100 películas norteamericanas, 61 españolas y 12 europeas...

No hay gremio artístico del que se hable tanto como el cine. Cada semana se publican cifras de espectadores, de salas que se abren o se cierran (dicen que ahora hay más pantallas, aunque en salas más pequeñas), litigios con las compañías multinacionales (el Tribunal de Defensa de la Competencia ha dado la razón a la Federación de Cines de España que denunció a las majors por abusos de su "posición dominante en la exhibición de películas"), el eterno tema de la piratería (Sony ha anunciado que venderá sus películas on line a partir del próximo año), y ahora también los festivales tras la crisis del de Valencia, que ha cambiado de director de manera fulminante.

Fernando Trueba lo tiene claro. Se habla mucho de la situación del cine y poco de películas: "Ojalá hubieran dedicado el mismo número de páginas a hablar de alguna de las muchas películas que se estrenan sin que nos enteremos de que las que se han llenado con la retirada de Almodóvar de la Academia. Son tonterías que sólo le importan a la prensa, que es gilipollas por definición". Pues vaya.