La madera sortea la crisis y eleva las exportaciones un 11% en 2004
Los fabricantes valencianos de productos manufacturados de madera, desde puertas a parqués, sortearon los problemas que atraviesan a otros sectores tradicionales de la industria valenciana y lograron cerrar el ejercicio 2004 con un alza de las ventas en el exterior del 11% que supusieron unos ingresos de 235,25 millones de euros. Las exportaciones del sector en toda España crecieron un 7% y sumaron más de 900 millones de euros, según datos que ofrecieron ayer en Valencia Pedro García, presidente de Confemadera, la federación nacional de empresas de la madera, y Vicente Folgado, presidente de Fevama, la federación empresarial de la madera y el mueble de la Comunidad Valenciana.
Francisco Pons, secretario general de Fevama, destacó el alza de un 31,5% de las ventas de productos valencianos en Estados Unidos, "un mercado difícil", que se ha convertido en el primer socio comercial del sector en la Comunidad Valenciana. Portugal, Francia y el Reino Unido, los destinos tradicionales de los productores valencianos de manufacturados de madera han sido desplazados por el mercado estadounidense.
España no es un país productor de madera, una peculiaridad que se aprecia en el volumen de las importaciones, que representaron una factura de 2.164 millones de euros en 2004. Sin embargo, la tradición en el tratamiento de la madera virgen o de productos semielaborados sostiene el sector.
Otra clave del éxito de los manufacturados de madera reside en la bonanza de la construcción de vivienda. Una actividad que repercute directamente sobre los fabricantes de puertas, tarimas o mobiliario de cocina y que se mantiene al alza, según los responsables patronales de Confemadera y Fevama.
Empresa global
La diversificación y la especialización son las claves del buen comportamiento de un sector que se comporta como "una empresa global", en palabras, de Francisco Pons. Pedro García ilustró la afirmación al citar el caso de una empresa especializada en exclusiva en la fabricación de asientos para sillas. El resultado es que cualquier fabricante puede acometer la producción de sillas sin necesidad de controlar toda la cadena.
"Nos preocupa la falta de competitividad del mueble tradicional", señaló Francisco Pons en el escaso capítulo de problemas enunciado ayer. Tanto García como Folgado subrayaron la necesidad de adaptar la producción de muebles a nuevas demandas. García, por ejemplo, fabrica muebles especialmente adaptados para personas mayores, sillas con acolchados específicos, con reposapies o capaces de modificar la inclinación del respaldo. Pero admitieron que es difícil competir con las grandes superficies y, en concreto, el distribuidor sueco Ikea, que recibe un millón de clientes diarios en sus centros de todo el mundo.
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