Cultura acepta la donación de un tesoro arqueológico que intervino la Guardia Civil en 2002

Uno de los grandes escándalos arqueológicos ocurridos en España ha acabado en acuerdo. La consejera de Cultura, Rosa Torres, firmó ayer la orden por la que se acepta un ofrecimiento del coleccionista Ricardo Marsal, que dona más de 100.000 piezas arqueológicas. La Guardia Civil intervino la colección en Écija en 2002. Cultura ha pedido que se sobresea y archive la causa judicial abierta contra el coleccionista. "Teniendo en cuenta el ofrecimiento de Marsal, la Consejería ha entendido que era una fórmula razonable", dijo el director general de Bienes Culturales, Jesús Romero.

Torres acepta el ofrecimiento de la colección de Marsal, incluidos los documentos de este fondo, que ayudarán a llevar a cabo el estudio y catalogación de las piezas arqueológicas. Este ofrecimiento comprende la entrega de materiales con la consideración legal de bienes de dominio público, según lo establecido en la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español, así como de otras piezas que carecen de esta consideración al haber sido halladas antes de que entrara en vigor la normativa mencionada.

La intervención de esta colección arqueológica en un cortijo de la localidad sevillana de Écija fue, "sin lugar a dudas, la operación más importante" de este tipo realizada en España "por su incalculable valor artístico, histórico y científico", según señalaba la Guardia Civil en febrero de 2002. Los objetos que integraban la colección intervenida en la Operación Tambora (nombre del cortijo) están datados entre el año 3000 a. C. y la llegada de los árabes a la península Ibérica.

Entre las piezas intervenidas por la Guardia Civil figuran esculturas romanas e iberas; elementos arquitectónicos monumentales; cerámicas de origen fenicio, griego, púnico (cartaginés) y romano; una colección de armamento romano e ibero; monedas -de oro y plata- romanas, paleocristianas (arte cristiano primitivo hasta el siglo VI), visigóticas y musulmanas; elementos de entornos funerarios, y una colección de sellos de ánforas romanas.

La operación comenzó cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de "actividades irregulares" llevadas a cabo desde hacía varios años por un coleccionista de piezas arqueológicas. Muchas piezas procedían de "expolios", según la Guardia Civil.

Sin embargo, de los más de 200.000 objetos que integraban la colección, sólo la mitad pasará a Cultura. "Cuando la Guardia Civil se incautó de la colección lo hizo de la totalidad. Pero había piezas que Marsal había adquirido en subasta y que son de su propiedad. Otras piezas arqueológicas eran suyas legítimamente. Y Marsal mostró que tenían una procedencia justificada", explicó Romero.

Catalogación

El tesoro arqueológico del que se ha hecho cargo Cultura se halla depositado en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, en la Cartuja de Sevilla. "Tras haberse efectuado su inventario, se va a pasar a la fase de estudio y catalogación", indicó el director general de Bienes Culturales. Los museos arqueológicos provinciales serán el destino de esta colección. Las piezas más interesantes se expondrán y el resto serán almacenadas. "Las piezas se distribuirán en función de los lugares donde cumplan un papel adecuado. Unas se expondrán. En el caso de otras no tendrá sentido su musealización", señaló Romero. Las piezas halladas fuera de Andalucía serán entregadas a las autoridades de las comunidades autónomas en las que fueron encontradas.

Este diario intentó ayer, sin éxito, recabar la valoración de Marsal sobre el acuerdo.