Protocolos y permisos
El manejo de la sedación terminal y de los calmantes debe estar regulada en cada hospital por un protocolo, insiste el presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, Xavier Gómez Batiste.
Estas guías de actuación no establecen sólo los tratamientos recomendados, sino también cómo debe gestionarse su aplicación. Para decisiones irreversibles, como una sedación paliativa, el permiso del paciente o su familia es clave, y debe quedar registrado en la historia clínica.
Pero esto no quiere decir siempre que el paciente firme un permiso. El protocolo del hospital de Leganés permite tres tipos de permiso, el explícito, el delegado y el implícito. Y los tres son legales y médicamente correctos, explica Gómez Batiste.
De los tres, el más difícil de acreditar es el "implícito". Este permiso no queda reflejado por una firma del paciente, ya que muchas veces éste no sabe la gravedad de su situación. "Y, en algunos casos, darle toda la información resulta iatrogénico [empeora el estado de salud del paciente]", comenta Gómez Batiste.
Se entiende que un enfermo o su familia da su permiso implícito cuando no sólo no se opone a recibir sedación, sino que la va aceptando "de forma gradual", primero para periodos limitados, como pasar la noche, y luego para más tiempo. En este caso la sedación paliativa llega "como consecuencia del proceso", que es, por otro lado, lo que debe suceder siempre, explica el experto. Como en todos los demás casos, la mejor garantía está en que existan unidades especializadas y guías claras, insiste Gómez Batiste.
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