Terri no quería vivir artificialmente
George Greer, el juez del Estado de Florida que ha presidido desde el principio el caso Terri Schiavo y que el viernes ordenó la desconexión de las sondas de alimentación, ha basado sus decisiones en tres argumentos centrales. El primero es que Michael Schiavo es el guardián legal de su esposa, Terri, y que por tanto es el único que puede hablar en su nombre. En segundo lugar, el juez Greer considera probado que Terri hizo una declaración verbal de últimas voluntades (testamento vital), pidiéndole a su marido que no la mantuviera viva artificialmente si un día tenía un accidente. Por último, el magistrado, que ahora tiene que ir escoltado a todas partes, dio por válido el diagnóstico de algunos médicos de que Terri se encontraba en un "persistente estado vegetativo" y sin posibilidad de recuperación. Un hecho que reconoce la Academia Americana de Neurología.
Al igual que ocurre en todos los pleitos en Estados Unidos, el magistrado tuvo que excluir, en un largo proceso, unas pruebas y admitir otras antes de aceptar la validez de los tres argumentos claves que han culminado en la desconexión. Durante ese proceso de siete años, los padres de Terri, Robert y Mary Schindler, creen que fueron discriminados y que el juez se inclinó desde un primer momento a favor de su yerno. Citan numerosos ejemplos para apoyar esa queja, entre ellos: que Greer desestimó la evaluación de nueve neurólogos afirmando que Terri tenía cierto grado de consciencia, que era capaz de responder a estímulos y que, por tanto, existía la posibilidad de rehabilitación con la terapia adecuada. Los Schindler también han aducido que Greer rechazó el testimonio de una ex novia de Michael que, bajo juramento, declaró que él se había inventado el testamento oral. También recuerdan que Michael Schiavo hizo público el testamento vital de su esposa siete años después de que Terri se quedase en estado vegetativo y no antes de cobrar una indemnización millonaria de la clínica de adelgazamiento que dirigía la dieta que le provocó el fallo cardiaco.
El asunto ha pasado por varias salas de apelación del Estado de Florida, que sistemáticamente han dado la razón a la sentencia de Greer y revalidado sus argumentos. La familia, empero, considera que esos tribunales nunca han tomado en consideración las pruebas no aceptadas por Greer, sino aquellas que le sirvieron para fundamentar su decisión y mantenerla incluso frente a la solicitud del Congreso estadounidense.
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