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González elogia a Pujol y afirma que hay que construir "sobre lo que se ha hecho bien"

El ex presidente catalán recibe el Premio Abril Martorell y denuncia "el cainismo"

El ex presidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol afirmó ayer, al recibir el VII Premio Fernando Abril Martorell, que se siente "apenado por cómo se llevan las cosas en Cataluña", y afirmó que quien lanza "acusaciones muy graves generalizando destroza la credibilidad de la clase política y puede destruir un país". En la presentación del premiado, el ex presidente del Gobierno Felipe González advirtió de que "nadie va a inventar Cataluña, que ya está inventada. Nada se construye si no es sobre los cimientos de lo que se ha hecho, y se ha hecho bien".

González dirigió ese comentario a todos los políticos en activo, incluidos sus "amigos", y tras haber ironizado acerca de que los ex presidentes son "como jarrones chinos grandes en casas pequeñas, porque se les supone mucho valor pero entorpecen en todas partes". Así que, agregó, suscitan el deseo de que alguien les dé con el codo y se rompan; "es decir, dejen de molestar con sus opiniones".

Pero, ayer, los dos ex presidentes no se privaron de expresar con sinceridad y sin ambages sus opiniones, amparados en que se encontraban en la Cena de la Concordia, organizada por la Fundación Fernando Abril Martorell. Entre los asistentes se encontraban Pedro Solbes, Eduardo Zaplana, José María Fidalgo, Santiago Carrillo, y Luis Ángel Rojo.

Felipe González resaltó que gobernar más de 20 años, "gracias a los votos, no a las botas", como hizo Pujol, "tiene que significar algo muy serio". El ex secretario general del PSOE manifestó que Pujol cuenta con su confianza y respeto, y recordó que mientras presidió el Gobierno de la nación, con mayoría absoluta y sin ella, el 87% de las iniciativas legislativas fueron pactadas con CiU y aprobadas con su voto.

González describió al presidente fundador de CiU como un político "todoterreno, porque le ha interesado lo local y lo global, la realidad de Cataluña, España, Europa, Latinoamérica y el Magreb".

Tras la entrega del galardón, precedida de unas palabras de José Luis Leal, Pujol lamentó que no se ha reconocido a Cataluña su contribución al espíritu de concordia en los últimos decenios. Y recordó que en la transición, "si algunos hubiésemos actuado en términos de radicalidad, el proceso democrático español hubiese corrido un muy serio peligro". "He intentado apostar siempre por el interés general", prosiguió, "y en momentos de alto riesgo he optado por la prudencia".

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Después, Pujol hizo duras recriminaciones presumiblemente alusivas a algunos comportamientos de responsables del actual Gobierno catalán. "No me he apuntado nunca a las campañas de destrucción de personas, instituciones, partidos. Sé que esta actitud a menudo no es políticamente y electoralmente rentable. Y, por supuesto, es de difícil comprensión", enfatizó, "para muchos que procuran que las heridas no cicatricen, que quieren sacarse espinas de hace años que deberían haber sido olvidadas; que no atienden a advertencias como que lanzar acusaciones muy graves generalizando destroza la credibilidad de la clase política y puede destruir un país".

Y añadió que "el cainismo, la soberbia hiriente, la ira incontrolada y el ánimo destructivo llevan al fracaso colectivo".

Pujol señaló que tiene como motivo de orgullo que se considere que ha contribuido al progreso político, económico y social de España, "y a la defensa de un clima político respirable". Tras señalar que quien merecía recibir su galardón es Cataluña, lanzó otra andanada sobre la actual gestión de esa comunidad: "Me siento apenado por cómo se llevan las cosas en Cataluña".

El acto terminó con una intervención de Óscar Alzaga. Los anteriores galardonados con el Premio Abril Martorell han sido el Rey, Agustín Ibarrola, Fernando Savater, Francisco Ayala, Santiago Carrillo y José María Martín Patino.

Jordi Pujol (izquierda), José Luis Leal y Felipe González, ante un retrato de Fernando Abril Martorell.
Jordi Pujol (izquierda), José Luis Leal y Felipe González, ante un retrato de Fernando Abril Martorell.EFE

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