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La medicina del futuro echa a andar en Valencia

El Centro de Investigación Príncipe Felipe contará con 350 científicos que trabajarán en áreas punteras

Apenas hace seis años que las células madre embrionarias entraron en escena y hoy en día pocos investigadores dudan de que buena parte de la medicina del futuro pase por la investigación en este área. Cada día que pasa, un mayor número de científicos de todo el mundo se suma a este campo de trabajo para tratar de demostrar que no son falsas las esperanzas puestas en que estas técnicas sirvan a medio o largo plazo para tratar enfermedades hasta ahora incurables.

Desde ayer, Valencia cuenta con unas instalaciones punteras para sumarse al tren de la medicina regenerativa. Los primeros científicos llegaron en enero al Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), que una vez alcancen la velocidad de crucero sus distintas áreas de trabajo acogerá a 350 investigadores. Ayer, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz inauguraron las instalaciones, 32.000 metros cuadrados y 6.700 de superficie útil situados junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

Uno de los programas estrella del centro es la derivación de líneas celulares a partir de embriones humanos congelados, un proyecto que dirige Carlos Simón. Se trata de, a partir de embriones congelados sobrantes de procesos de fecundación in vitro, obtener células madre, que son aquellas capaces de reproducirse ilimitadamente en cultivo y de dar lugar, manipuladas adecuadamente, a toda clase de tejidos que forman el cuerpo humano. Las células madre son, como al propio Simón le gusta comentar, los ladrillos de la medicina regenerativa. Pero en el CIPF también se trabajará en la parcela de la construcción de los edificios. Otros investigadores se encargarán de, a partir de esta materia prima, tratar las células madre para que abandonen su estado de indiferenciación y hacer de ellas células del corazón, del riñón o de cualquier otro órgano que sirvan para recuperar los de pacientes dañados o incluso crear tejidos y órganos que puedan sustituir a los lesionados.

Junto a la medicina regenerativa, existen otras dos grandes áreas de trabajo en el centro: la destinada a buscar nuevos medicamentos y la que aborda la investigación básica dedicada a comprender la biología del cáncer, del sistema nervioso o el inmune.

Con el acto de ayer concluye una etapa que se inició hace algo más de cuatro años,

el 7 de febrero de 2001, cuando la Comisión Europea aprobó la creación de un centro de investigación en biomedicina -dentro de un programa europeo apoyado con fondos estructurales- y decidió cofinanciar las obras.

Atrás quedaba un largo y complejo nombre provisional, el Centro Superior de Medicina Regenerativa y Trasplantes de la Comunidad Valenciana, una delicada negociación con el ministerio de Sanidad para asegurar la financiación de algunos de los proyectos más importantes relacionados con la medicina regenerativa y las dudas iniciales que surgieron sobre las áreas de trabajo de los investigadores.

Una vez disipadas todas estas cuestiones, el centro cuenta con todas las condiciones para convertirse en un centro de referencia en biomedicina, en genómica y farmacoproteómica; y en medicina regenerativa y trasplantes. En la jornada de ayer, los príncipes de Asturias recorrieron las instalaciones y saludaron al centenar de trabajadores que llevan en el centro desde principios de año. "Les hemos dicho que llevamos aquí desde enero, por eso esto está un poco desordenado", comentaba una investigadora del laboratorio de química médica. Otros científicos presumían de los equipos con los que contarán y las grandes posibilidades que abre contar con un centro de estas características.

Entre los que se dieron cita ayer se encontraba Carlos Simón, cuyo equipo fue el primero en España en obtener líneas celulares de embriones humanos. En todo el mundo no llega al centenar las líneas aprobadas por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, pero sólo una decena serían válidas para tratar a humanos. Entre ellas se encuentran las dos desarrolladas por Simón, al haber empleado un lecho de tejido humano -de placenta- para frenar la diferenciación y garantizar la multiplicación en buenas condiciones en lugar de soportes de tejido de ratón, que son los mayoritarios. Simón ya se encuentra trabajando en el desarrollo de otras tres líneas que se alojarán en el banco de líneas celulares que se habilitará en el centro y se pondrán a disposición de los científicos.

El director del Centro de Investigación Príncipe Felipe, Rubén Moreno, aludió también a otros investigadores integrados en el CIPF que trabajan en diferenciación celular. Entre ellos se encuentra José Anastasio Montero, que aborda la recuperación de corazones infartados con células madre evolucionadas hacia células cardiacas -cardiomiocitos-; Almudena Ramón, que consiguió hace cinco años que ratas parapléjicas con médulas espinales seccionadas volvieran a caminar o José Manuel García Verdugo, que el año pasado publicó en Nature junto a un equipo de colaboradores el hallazgo de una zona rica de células madre en el cerebro; entre otros científicos.

Moreno aludió también al resto de parcelas como la búsqueda de nuevos compuestos farmacéuticos, una labor para la que cuentan con sofisticados equipos gracias a los cuales se analiza la validez de los nuevos compuestos "en cinco segundos, cuando antes costaba un año", o la de biomedicina básica, basada en la investigación que desarrolla el Instituto de Investigaciones Citológicas, es decir, biología y patología celular y molecular, en áreas como biología del cáncer, neurobiología e inmunobiología.

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