"La poesía es esencialmente trágica"
Cuando Adonis recitó sus versos en la última Feria del Libro de Francfort, el recinto donde lo hizo se llenó a rebosar y cuantos escucharon al poeta lo hicieron con auténtica veneración. Nacido en 1930 en Qasabin, una pequeña aldea de Siria, no tuvo noticia de los indispensables adelantos tecnológicos (la electricidad, los automóviles, la radio...) hasta que cumplió 12 años. Con 13 entró por primera vez en una escuela, pero por entonces ya sabía escribir gracias a su padre y conocía los secretos de una lengua, la árabe, en la que es uno de los más indiscutibles poetas, eterno candidato al Premio Nobel. Se licenció en Filosofía en Damasco en 1954 y, dos años después, se trasladó a Beirut, donde se entregó definitivamente a la poesía. Desde 1975, vive en París.
"Lo que me parece más grave del islam y de todos los monoteísmos es que Dios lo ha dicho todo y ya no tiene nada más que decir"
"Siempre he pertenecido a la cultura árabe, y a la lengua árabe en particular, pero creo que el otro es el mejor camino para llegar a uno mismo"
Su llegada a la Feria de Francfort fue como la llegada de un músico de rock. La gente se arremolinó a su alrededor, llovieron los golpes de luz de los flases de los fotógrafos. El recital tardó en empezar, el lugar se cargó de energía y, cuando Adonis tomó la palabra, se produjo una profunda comunión entre el poeta y quienes lo oían.
"Lo que los occidentales deben aprender es que la poesía está hecha para ser dicha, para ser escuchada, y no únicamente para ser leída. Es entonces cuando todo el cuerpo participa, célula a célula, y la poesía se convierte en una fiesta", comentó ayer Adonis. "Occidente debe aprender a poner el corazón al lado de la razón".
Adonis ha venido a Madrid por el mismo motivo que viajó a Francfort hace unos meses. Para presentar un libro que reúne una selección de sus poemas. La particularidad es que se trata de un volumen imponente (casi un metro de alto por 80 centímetros de ancho) del que sólo se han tirado 30 ejemplares. Un libro de artista, con grabados de Bruni Heym y Jafar T. Kaki, que han ilustrado los 10 poemas que contiene, tomados de sus libros Canciones de Mihyar el de Damasco y Libro de las huidas y mudanzas por los climas del día y la noche. Adonis donará un ejemplar a la Biblioteca Nacional, donde ofrece un recital hoy a las siete de la tarde. Los versos incluidos en este libro han sido traducidos por Pedro Martínez Montávez y Federico Arbós.
Pregunta. ¿Cómo es su relación con el oficio de poeta?
Respuesta. Toda mi vida ha estado totalmente marcada por la poesía. Sin ella no puedo explicar mi relación con la naturaleza, ni tampoco mi relación con el árabe, mi lengua. Lo que yo soy, sin embargo, no es algo del pasado, sino que forma más bien parte del futuro. Mi vida es un proyecto, no es algo cerrado, y se va realizando poco a poco. Desde el principio he intentado a través de mi poesía tender lazos entre lo que yo soy y el mundo. Es entonces cuando se produce la metamorfosis y uno advierte que la identidad no es algo previsto, heredado o impuesto. La identidad es algo que se crea, es el hombre el que se inventa a sí mismo.
P. ¿Hay algo que considere específico de la lengua árabe que marque sus versos?
R. Eso lo deberían decir los demás, pero como lector de mi poesía, y de la de otros autores árabes, sí considero que hay ahí algo que expresa una subjetividad diferente en esta época de globalización en la que reina lo kitsch. En la poesía que intento escribir, y que continúa la tradición árabe, pensar en el otro es uno de los elementos principales. Pero no es que le quiera decir al otro algo que éste desconozca. Lo que le digo al otro lo estoy diciendo para mí mismo. El otro es mi otra imagen. No se puede entender el mundo sino trágicamente, y la poesía es esencialmente trágica, muestra esta verdad, que es una verdad que pertenece a todos los hombres y, por tanto, a todas las literaturas.
P. ¿Qué relación tiene con la tradición y con los poetas más innovadores?
R. La poesía no envejece, ni hay poeta que pueda ocupar el lugar de otro. Todos los poetas que han existido a lo largo de la historia son finalmente vecinos, y viven en el mismo bosque. Homero está al lado de Lorca, que está al lado de Imru Alqays, que está al lado de Baudelaire. La poesía es una, porque el hombre es uno. La diferencia entre un poeta y otro está en la cantidad de preguntas que cada uno invoca o en la cantidad de aspectos diferentes del mundo que cada cual te descubre. Todos los hombres, cuando intentamos penetrar en lo desconocido, establecemos determinadas relaciones entre las palabras y las palabras, entre las palabras y el mundo, entre el mundo y el hombre. Al final, los problemas de la poesía son iguales en todas partes. Y no hay estrictamente hablando poesía, hay poetas.
P. Su nombre verdadero es Alí Ahmad Said Esber. ¿De dónde surgió Adonis?
R. Cuando tenía 15 o 16 años mandé un montón de poemas con mi verdadero nombre a una serie de publicaciones. No se publicaron nunca. En pleno enfado conocí la historia de Adonis. Su salida a cazar al monte, su muerte, su sangre que al fluir convierte a las flores en color rojo. Dicen que el río de Adonis, cuando se desborda en Líbano, se vuelve también rojo. Me gustó. Envié a partir de entonces los mismos poemas a las mismas publicaciones firmados con ese nombre. Y se publicaron. Y salí del mundo árabe y pude proyectarme al mundo occidental.
P. Creció en un ambiente religioso. ¿Cuál es su relación con el islam?
R. A pesar de haber crecido en ese ambiente, cada vez me fui separando más de la religión. Aunque no sepa explicármelo, cuanto más me aparto del mundo al que pertenezco más me encuentro a mí mismo. Y me ocurre con el islam. Es una de las tres religiones monoteístas y, como ocurre en todas, de una u otra manera, el profeta es el último enviado y su mensaje es, por tanto, el último mensaje. La verdad está dada así de una manera definitiva, no puede añadirse nada. Sólo hace falta explicarla, interpretarla y creer en ella. Lo que me parece más grave de todo este asunto es que Dios ya lo ha dicho todo y ya no tiene, por tanto, nada que decir. Todo se lo comunicó al profeta. Yo creo, sin embargo, que la verdad no está en el pasado, no está detrás de nosotros, sino en el futuro, delante, y debemos descubrirla.
P. ¿Por qué decidió salir de Siria y trasladarse a Beirut?
R. No hubiera podido hacer nada importante si seguía en Siria. Vivir allí era tener el horizonte cerrado. Así que me fui a Beirut, donde pude participar en la fundación de la revista Shi'ir (Poesía). En Beirut se produjo mi verdadero nacimiento poético.
P. ¿Cómo ve ahora la situación del mundo árabe?
R. Los problemas del mundo árabe son incontables, pero lo que está claro es que ninguna corriente, por nacionalista que sea, puede prescindir de la relación con Occidente. Con Occidente y con Oriente, que al fin y al cabo no son más que términos políticos, fronteras artificiales. Yo siempre he pertenecido a la cultura árabe, y a la lengua árabe en particular, y he pensado y trabajado con la convicción de que es el otro el mejor camino para llegar a mí mismo. Sólo puedo conocerme de verdad a través del otro, el otro es parte integrante de mi propio ser. En ese sentido, y a pesar de la aparente enemistad entre los árabes y Occidente, que es algo que se está inflando demasiado, hay muchos elementos que tienen en común, más allá de la política, las lenguas y las nacionalidades. El hombre pertenece a todas partes.
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